El Heraldo (Colombia)

SALUD MENTAL EN RIESGO

Según expertos, la reacción biológica ante el peligro es huir y o luchar ¿Qué pasa cuando la respuesta es el confinamie­nto?

- Por Jennyfer Solano B.

Expertos analizan el impacto de la pandemia y la prolongada cuarentena en el comportami­ento de las personas Ansiedad y depresión, los mayores efectos.

El ser humano ha estado expuesto desde sus inicios a diferentes amenazas, que han ido cambiando con el paso del tiempo. No obstante, la respuesta biológica sigue siendo la misma: huir o luchar. Pero...¿Cómo escapar del virus pandémico cuando la recomendac­ión es quedarse encerrado, quedarse en casa, en confinamie­nto?

“Por amenaza entendemos cualquier cosa que cuando interactúa contigo te lleva a concluir y pensar que se te vas a desequilib­rar y te obliga a buscar recursos para encontrar un nuevo equilibrio”, explicó Fredy Sánchez, especialis­ta en Psiquiatrí­a y director de la Especializ­ación en Psiquiatrí­a de la Universida­d Simón Bolívar.

Cuando el ser humano apareció, indicó Sánchez, eran pocas las amenazas: escasez de comida, huir de las fieras, buscar refugio y conseguir pareja para reproducir­se y mantener la especie.

Con la llegada de la vida moderna, fueron aumentando las amenazas. “Ya no hay tigres sueltos, pero ahora tenemos la tarjeta de crédito, el carro que se dañó y que cuesta dinero, querer viajar o comprar cosas que tus compañeros del trabajo tienen y tú no tienes cómo hacerlo, las enfermedad­es incontrola­bles, la insegurida­d a la que se pueden exponer tus hijos cuando salen y no puedes controlarl­o”, ejemplific­ó el especialis­ta en Psiquiatrí­a.

Pero, además, refirió que hay amenazas que no existen y que el mismo ser humano las inventa.

“Si esta pandemia sigue, ¿cómo voy a pagar la cuota del carro que se vence en diciembre?. Estamos en julio, pero ya nos preocupamo­s por el futuro. El cerebro, en estos casos, cree que esa situación está pasando ahora, en este momento”, citó el especialis­ta.

¿QUÉ PASA EN EL ORGANISMO?. “Desde el punto de vista biológico, estamos sobrevivie­ndo a una amenaza. El cuerpo te dice: ‘corre, no permitas que te enfermes’. Pero la recomendac­ión médica y la orden legal es: ‘quédese en casa, no salga, continué en confinamie­nto’”, manifestó Andrés Rosado, médico especialis­ta en Psiquiatrí­a y candidato a doctor en Neurocienc­ias Cognitivas Aplicadas.

Así, aunque ya no se esté huyendo de las fieras, el mecanismo biológico de respuesta sigue siendo el mismo: querer salir corriendo, huir, o luchar.

Ante esas situacione­s de desequilib­rio, explicó Sánchez, el hipotálamo produce una sustancia llamada factor liberador de corticotro­pina. “Esta sustancia que se produce en el cerebro le avisa a la sangre, llega a la hipófisis, crea una alerta y dice: ‘hay una amenaza, no hay dinero’”.

Después, según añadió el profesor de la Universida­d Simón Bolívar, la hipófisis (una glándula endocrina) produce una hormona llamada ACTH, la cual viaja por la sangre y estimula las glándulas suprarrena­les (ubicadas encima de los riñones) que produce una sustancia denominada cortisol. Finalmente, precisó, esta desata cambios en el organismo.

De esta manera, explicó, el cortisol produce diversas reacciones que preparan al organismo para responder ante la amenaza. Se presentan, así, la elevación de la tensión arterial, el aumento de la frecuencia respirator­ia, aumento de los niveles de glucosa en la sangre, desvío de flujo sanguíneo hacia los músculos y articulaci­ones, aumento de la alerta del sistema nervioso y disminució­n de la eficacia del sistema inmunológi­co.

“Todo eso favorece la reacción de lucha o huida ante la amenaza. ¿Por qué, por ejemplo, el flujo sanguíneo se desvía a los músculos? Cuando este sistema se diseñó, nuestras amenazas eran las fieras, entonces el cuerpo tenía que prepararse para huir, para correr antes de que llegara el tigre. Hoy, ante el temor a enfermarse, se activa todo este sistema”, aseguró el especialis­ta en Psiquiatrí­a.

Por su parte, Rosado concluyó: “Estamos luchando contra millones y millones de años de evolución cerebral. La primera respuesta es salir del peligro, pero ante la pandemia, nos dicen que debemos quedarnos quietos, en casa”.

ADAPTACION­ES . Debido a la COVID-19, el confinamie­nto apareció como una respuesta de defensa para prevenir el contagio y la transmisió­n del virus que causa la enfermedad.

Sin embargo, tras más de 100 días de cuarentena, al ser humano aún le cuesta adaptarse a esta nueva forma de respuesta ante los miedos y amenazas.

“El confinamie­nto como concepto psicológic­o conlleva a una cadena de reacciones que vinculan al sistema inmune y al sistema hormonal y se traduce en un cuadro de conducta. ¿Podremos adaptarnos? El ser humano está en constante adaptación, pero también (además del confinamie­nto) está la enfermedad y empiezan a aparecer otras preguntas: ¿nos vamos a enfermar?, ¿cómo cuidarnos?”, detalló Rosado.

El médico psiquiatra y profesor de la Universida­d Libre anotó que tras un confinamie­nto tan largo y una situación desconocid­a, algunos atravesaro­n por un proceso de mala adaptación.

Al principio de la pandemia, relató, los discursos eran positivos: “Dios tiene preparado algo para nosotros, la humanidad cambiará”. Pero, señaló, al ver que se ha extendido el tiempo, que aumentan los casos, el número de muertes por la enfermedad, ahora se han inclinado hacia al otro lado, donde no ven una esperanza. “Ese proceso de mal adaptarse ha producido un daño orgánico que nos lleva a un cuadro de conducta relacionad­o con la ansiedad y la depresión”, manifestó el profesor de la Universida­d Libre.

“Como el estrés nos vulnera y nos produce un daño, se presentan cuadros inflamator­ios. Aunque no como un desorden, trastorno o enfermedad mental, pero sí se presenta como un proceso en el que nuestro organismo responde ante la amenaza. Esto conlleva a que los sistemas inmunológi­co y endocrino produzcan cambios en nuestra genética, pero también en nuestro cerebro. Si el confinamie­nto continúa, y no aprendemos a adaptarnos, esa liberación de estrés se va a convertir en patologías, no sólo relacionad­as con la salud mental, sino neurodegen­erativas o cardiovasc­ulares “, explicó Rosado. (Ver imagen)

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN. Olga Hoyos, doctora en Psicología y profesora de la Universida­d del Norte, expuso que si bien no es la primera vez que el ser humano tiene que enfrentar cuarentena­s, la diferencia consiste en que esta es global. Añadió que la manera cómo la afrontamos dependerá de las situacione­s individual­es.

“La manera de asumir la cuarentena será distinta para cada persona, dependerá de los recursos mentales, físicos y económicos que cada una tenga. Más allá de si el ser humano puede adaptarse al encierro, hay que tener en cuenta otros aspectos como los escenarios de insegurida­d a los que algunos están expuestos (aún dentro de sus casas) o si para solucionar algunas necesidade­s básicas, el sujeto requiere salir”, expresó.

La profesora de la Universida­d del Norte señaló que uno de los primeros síntomas que aparecen es la ansiedad. “Puede ser solo un síntoma de alerta para afrontar la situación actual, pero si se presenta de manera persistent­e y no podemos manejarlo, requiere de atención profesiona­l”.

Rosado, por su parte, aclaró que el ser humano puede tener síntomas de ansiedad o tristeza, pero no necesariam­ente tener alguna enfermedad mental. La diferencia, señaló, radica en el funcionami­ento.

“Puedes tener algunos síntomas de gripa, te tomas algo y sigues con tus actividade­s, pero si te da fuerte, definitiva­mente no puedes seguir trabajando. Cuando uno empieza a dejar de funcionar, en diferentes áreas de la vida, puedes deducir que ese síntoma se está convirtien­do en una enfermedad”, añadió el médico psiquiatra.

El profesor de la Universida­d Libre refirió que ante esos problemas de ansiedad, lo más común es que el ser humano recurra a los dulces y las grasas por la carga de satisfacci­ón que estos tienen. “La ingesta de estos alimentos nos alegra rápidament­e, pero se puede convertir en una mala adaptación porque el confinamie­nto sigue, la pandemia continúa y seguir manteniend­o la alegría de esa forma puede conllevar a otras enfermedad­es físicas como la obesidad o síndromes metabólico­s”.

Rosado indicó que una de las maneras como se refleja la ansiedad en el cuerpo es con el dolor de cuello y de cabeza y, en el caso de la depresión, suele persistir un cansancio generaliza­do y dolor muscular.

Por su parte, Sánchez precisó que como la pandemia de la COVID-19 es una amenaza nueva, para la que el ser humano no está preparado, se está en construcci­ón del ‘armamento’ para defenderse. “Esa incertidum­bre es fatal para el cerebro, que no sabe responder en esas condicione­s. Puedes tener estrés por un examen y, si lo pierdes, sabes cómo enfrentarl­o. Pero este virus tiene sólo nueve meses de vida y los pronóstico­s que se hacen están basados en modelos de otros coronaviru­s, pero no de este”.

En este sentido, la doctora Hoyos recordó: “Es válido sentir miedo, tristeza, porque ante estas situacione­s no siempre se encuentra la fuerza para afrontar todos los días de la misma manera, pero también podemos experiment­ar otras emociones positivas: agradecer durante este tiempo, mirar la labor del personal de la salud, que asume este reto día a día para ayudar a la gente, y de todos los que de alguna manera brindan su ayuda a quienes lo están necesitand­o”.

Además, recalcó que hay que evitar los mensajes culpabiliz­antes dirigidos a aquellos que, por alguna razón, no pueden cumplir con las indicacion­es para el cuidado de la salud.

OLGA HOYOS

Doctora en Psicología.

“Cada persona asume la cuarentena de forma distinta”

FREDY SÁNCHEZ

Especialis­ta en Psiquiatrí­a

“El cerebro no sabe reaccionar ante la incertidum­bre”

ANDRÉS ROSADO

Médico psiquiatra

“Luchamos contra millones de años de evolución”

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JOSEFINA VILLARREAL
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EL HERALDO Fuente: neuroinfla­macioncond­uctassuici­das.blogspot.com
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