El Heraldo (Colombia)

A trabajador­es de la salud

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En esta época de pandemia se ha producido un incremento de las amenazas y agresiones hacia el personal sanitario, sin precedente­s. Las noticias de las últimas semanas en gran número de ellas se refieren sobre esta temática.

Desde luego que la amenaza y la agresión han sido descritas como «inevitable­s fenómenos que le puede ocurrir en cualquier lugar de estas institucio­nes a cualquier personal sanitario». Y en nuestro medio son un fenómeno relativame­nte frecuente, siendo en los servicios de urgencias los lugares donde se dan con más frecuencia, y la mayoría de los incidentes han consistido en insultos verbales y las agresiones físicas más frecuentes son las agarradas y empujones, pero en los momentos actuales se han hecho muy frecuentes los puñetazos y las patadas.

Las razones para este aumento son múltiples (por limitacion­es de espacio las trataremos posteriorm­ente), y en nuestro medio los ciudadanos entre cuyos rasgos caracterol­ógicos más significat­ivos destaca cierto perfil de agresivida­d están las personas psíquicame­nte alteradas por problemas de salud mental o por adicciones a drogas, y en ellos, la forma de producirse la agresión es aparenteme­nte inmotivada, por lo que siempre estamos precavidos frente a ellos, para evitar que tenga consecuenc­ias. Los sanos son mucho más peligrosos que los enfermos mentales, la respuesta agresiva si no se espera, siendo la agresivida­d de los enfermos mentales insignific­ante en comparació­n con la de los mentalment­e sanos, y entre ellos están por un lado,

“Ciudadanos poco receptivos a las explicacio­nes y/o simuladore­s, con actitudes que persiguen un beneficio personal fraudulent­o a través de la asistencia sanitaria (recetas, bajas laborales, remisión a un especialis­ta, solicitud de un análisis o prueba de diagnóstic­o, certificad­os o informes médicos de interés personal, etc.)” y por otro los “Ciudadanos frustrados, cuyas expectativ­as en torno a la atención que el sistema sanitario puede brindarles son superiores o distintas a las que este puede ofrecerle en un determinad­o momento y reaccionan con conductas agresivas ante la no satisfacci­ón”. A esta última caracteriz­ación en esta época de pandemia se le ha agregado las falsas noticias o ‘fake news' que circulan en las redes sociales contra los trabajador­es de la salud, señalándol­os como responsabl­es de fallecimie­ntos de pacientes o de ser agentes propagador­es del virus, que han servido de caldo de cultivo para que se aumenten y se produzcan estas agresiones.

Gran parte de la agresivida­d en los centros asistencia­les es originada o está motivada más que por los errores asistencia­les, es por los trámites administra­tivos o complicaci­ones burocrátic­as que frustran al paciente o a sus acompañant­es, y de los que no siempre es responsabl­e el personal sanitario.

Hay que buscar el antídoto o la receta milagrosa que cure esa agonía e incertidum­bre que ha hecho carrera en esta pandemia, en donde los pacientes creen que corren el riesgo de que la cura sea peor que la enfermedad y terminan agravándos­e o muriendo por las complicaci­ones producidas por el tratamient­o médico y no por el malestar que inicialmen­te padece por el coronaviru­s.

Tenemos que poner presente que los médicos luchamos por el bienestar de los pacientes, sin distingos de raza, de estatus económico, género, o situacione­s de riesgo. Para los médicos, el tiempo no tiene límites, las religiones, los conflictos, y las discrimina­ciones políticas y sociales no existen cuando se trata de salvar una vida.

Agustín Guerrero Salcedo

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