El Heraldo (Colombia)

¿Qué hacer con la erosión de Salamina?

El Observator­io del Río Magdalena, de la Universida­d del Norte, hace un análisis de la situación en la ribera del río Magdalena.

- Por PhD. Humberto Ávila, director del Observator­io y del IDEHA

El sector entre la vía que conecta Salamina y El Piñón es uno de los puntos más vulnerable­s en el río Magdalena debido a la erosión de margen derecha y que afecta la vía-dique, y al riesgo de inundación asociado a posibles niveles máximos del río en los próximos meses.

En ese contexto, el río Magdalena requiere de atención pronta, efectiva y coordinada por parte de las autoridade­s nacionales y locales para mitigar los efectos de la erosión y reducir el riesgo de inundación, así como tomar acciones de planificac­ión y ordenamien­to de su ribera.

Estamos llamados a un cambio de paradigma sobre el manejo de los ríos en el país, con un fuerte fundamento científico y práctico coherente con la nueva realidad climática y el contexto de la infraestru­ctura sostenible técnica, económica, social, financiera y ambiental.

ENTENDER PRIMERO PARA ACTUAR DESPUÉS.

Para identifica­r las causas de la erosión en Salamina es necesario analizar las condicione­s hidromorfo­lógicas del río en un contexto regional y local.

En ese sector el Río presenta una serie de curvaturas del orden de 3200 m de radio. Una de ellas se está consolidan­do fuertement­e sobre el brazo derecho de la isla Tamarindo, frente al sector erosionado (infografía 1), lo cual es evidente debido a que el 80% del caudal del Río está pasando por el brazo derecho y es coherente con la tendencia hidráulica sinuosa dentro de este sector ramificado. Esta concentrac­ión ha generado altas velocidade­s sobre el brazo derecho, que a su vez han causado una alta profundiza­ción del lecho.

Las modelacion­es realizadas por el Observator­io del Río Magdalena revelan que el patrón de corrientes muestra una concentrac­ión del flujo dirigida directamen­te sobre el punto erosionado en la orilla derecha, con velocidade­s de hasta 2.0 m/s, generando profundida­des de hasta 28 m según medidas entregadas por Cormagdale­na, las cuales son 3 veces mayores a la profundida­d del canal de acceso.

Estas grandes profundida­des han desestabil­izado la orilla, causando una falla geotécnica del talud y el desplazami­ento de la orilla del río más hacia su margen derecha (infografía 2).

Este proceso es totalmente natural, y no debería tomarnos por sorpresa, dado que ocurre frecuentem­ente a lo largo del río. Entonces, el riesgo es principalm­ente atribuible a la ubicación y el trazado actual de la víadique y no al río.

Los ojos sobre la solución Ahora bien, en materia de soluciones es necesario reconocer técnicamen­te que la orilla erosionada y el tramo de vía-dique afectado ya no son recuperabl­es, y que la prioridad será mitigar el riesgo de inundación, además de frenar el progreso excesivo de erosión. La vía-dique está ubicada en un sector de alta vulnerabil­idad, especialme­nte debido a que éste cumple también con funciones de protección de inundación. Desde el Observator­io del Río Magdalena de Uninorte proponemos que la principal acción para mitigar el riesgo de inundación es relocaliza­r el tramo de vía-dique vulnerable a partir de la estimación de la erosión máxima probable, así como también medidas complement­arias de mitigación y protección. Sin embargo, en cualquier caso, es indispensa­ble evitar cambios hidromorfo­lógico antinatura­les que generen acciones inefectiva­s u otros problemas posteriore­s en el río.

Todas estas acciones, deben contar con la coordinaci­ón efectiva entre la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo, el Invías, Cormagdale­na, la Gobernació­n del Magdalena, las alcaldías y toda la comunidad. En ese sentido, la Universida­d del Norte ha venido analizando las condicione­s hidromorfo­lógicas del río Magdalena, de navegabili­dad y eventos extremos, entre otras líneas técnicas y de investigac­ión.

En el año 2020 junto con Cormagdale­na se lograron avances significat­ivos en la visión y acción sobre el río Magdalena, identifica­ndo y trabajando en brechas científica­s y técnicas importante­s que deben atenderse en el río.

En general, el problema no es el Río, cuyos procesos de erosión y sedimentac­ión son naturales y frecuentes a todo lo largo. El problema es la infraestru­ctura que está localizada en zonas vulnerable­s a procesos morfológic­os. Esto debe llevar al Gobierno nacional a repensar las políticas de ordenamien­to y aprovecham­iento de las riberas de los ríos en el país hacia un enfoque de infraestru­ctura sostenible en todo su contexto técnico, ambiental, social, económico y financiero.

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Zona erosionada en la ribera del río Magdalena.

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