El Heraldo (Colombia)

Pónganse de acuerdo

- Por Alfredo Sabbagh Fajardo

Cada día que pasa es uno menos para las presidenci­ales del 2022. En medio de la polarizaci­ón a la que nos terminó de conducir lo errático y poco rescatable de lo que va del “mandato” entre comillas de Duque, preocupado primero por no contradeci­r a su mentor antes que por entender de una vez que se le debe a todos los ciudadanos y no solo a sus partidario­s; ya empiezan a perfilarse nombres, algunos obvios y otros no tanto, para llenar el tarjetón de opciones.

Por el lado del continuism­o el primero que figura es el aún ministro Carlos Holmes Trujillo. Tanto su devoción al patrón como sus formas y discurso beligerant­e funcionan para las bases de su electorado. Las particular­es maneras con que el Senado l o protegió en l a malograda moción de censura segurament­e lo envalenton­an en el corto plazo, pero puede que le jueguen en contra en el mediano. Al nombre del ministro se suma el de Alejandro Char, silencioso por estos días luego de las notas de prensa que retoman preguntas abiertas sobre actuacione­s propias y las de sus allegados en asuntos relacionad­os con su cargo como alcalde. El silencio como estrategia puede que haya funcionado antes, pero estos son otros tiempos y la huella digital no desaparece tan fácil como sus áulicos quisieran. A estos nombres se suman otros como l os de l a senadora Paloma Valencia, y ya veremos quiénes más se agregan en el camino. Claro es que todos al final se plegarán a la unción que haga el jefe, con quien saldrán en la foto jurando respaldo eterno al quien se les ordene. Obediencia debida, que le dicen.

Y por el otro lado, lo que empezamos a ver es un nuevo capítulo de la hoguera de las vanidades en las que se han vuelto cenizas todas las intencione­s del centro y la izquierda por convertirs­e en opción real. Petro, Fajardo, Marulanda y Robledo parecen flotar en el pedestal de sus egos sin darse cuenta de que la intransige­ncia propia y la de sus copartidar­ios se constituye­n en los mejores jefes de debate del uribismo. El mismo error histórico repetidas veces contado ya pinta para aparecer de nuevo si, como debiera ser, no anteponen el interés general a su propia gloria. Si no se ponen de acuerdo en lo esencial, si no llegan unidos alrededor de un programa coherente, incluyente, sostenible, socialment­e relevante y conciliado­r antes que revanchist­a; vamos a ser testigos de la misma historia.

Y no salgan con que después de la primera vuelta se ponen de acuerdo. Ya se vio lo que pasó hace dos años, y todavía es la hora que se sacan en cara lo del voto en blanco, porque en esta democracia enferma criticamos hasta ese derecho. A lo que se debe apelar, y de manera urgente, es a que en un acto de grandeza y a la vez de humildad, las voces más importante­s de la oposición y partidos alternativ­os se pongan de acuerdo antes de que sea demasiado tarde.

Pd: Apoyo irrestrict­o a la colega Diana Díaz. Su caso evidencia la falta de garantías que enfrentan los valientes que denuncian antes que acatar las irregulari­dades del poder.

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