“Una obra diaria de buena fe”
EL HERALDO proporciona hechos, demanda de las autoridades respuestas claras, consulta a expertos y atiende de manera prioritaria a sus lectores y usuarios, pero sin caer en el alarmismo ni en la exageración.
Hoy EL HERALDO conmemora 87 años de su fundación, dedicado, como desde el primer día, a ser cronista del acontecer diario de Barranquilla y el Atlántico, narrador de las historias incomparables nacidas de las entrañas del Caribe colombiano y defensor de la identidad e idiosincrasia de esta tierra noble, generosa y perseverante, inmortalizada en la pluma del nobel Gabriel García Márquez o en los alucinantes colores de la paleta del maestro Alejandro Obregón, entre muchos otros de nuestros personajes insignes. Corren tiempos adversos por cuenta de la in édit apande mi a del coronavirus que ha asolado al mundo este año. Las noticias falsas y los rumores, difundidos con la intención de favorecer agendas propias o satisfacer cálculos políticos, han provocado una confusión de tal magnitud que amenaza el trabajo profesional de la prensa. Los periodistas nos equivocamos, cometemos errores, y tenemos cosas buenas y otras no tanto; pero en medio de la incertidumbre, comola que hoy afronta la humanidad, el periodismo de calidad es más importante que nunca.
El ejercicio periodístico, que nos esforzamos por adelantar en esta Casa Editorial – incluso bajo las circunstancias críticas de la pandemia–, exige un arduo trabajo de campo, la búsqueda de datos confiables y la interacción con voceros y representantes validados y contrastados, capaces de ofrecer hechos ciertos y precisos. En otras palabras, noticias y análisis verificados basados en la realidad. La desinformación o las distintas formas de comunicación, divulgadas en redes sociales o portales web – que no son periodismo – impactan de manera negativa a las sociedades porque, como advierte Naciones Unidas, “la información errada puede ser mortal”.
En el momento más complejo de la emergencia sanitaria por la Covid- 19 en Barranquilla y el Atlántico, las noticias falsas en relación con la enfermedad, la indolente estigmatización de las personas contagiadas y las mentiras en torno al desempeño de los profesionales sanitarios causaron un enorme daño al poner en riesgo la integridad de estos ciudadanos y profundizar la crisis por la que se atravesaba. Sin detenerse a reflexionar sobre el contenido de los mensajes recibidos ni analizar el alcance de la información en ellos consignada, demasiadas personas – presas de ansiedad social – decidían compartirlos en línea. Cuando el agravio se extiende a un ritmo frenético o la mentira empieza a hacer de las suyas, ¿alguien está dispuesto a asumir su responsabilidad como propagador del engaño? Difícilmente. Los medios de comunicación serios y responsables, l l amados a actuar con rigor y a rendir cuentas ante la opinión pública, no podemos caer en la complacencia de la información errónea o amañada. Por el contrario, es nuestra responsabilidad combatir las cadenas de noticias falsas con evidencias reales, fi ables y útiles. Es lo que hemos hecho desde EL HERALDO a lo largo de estos meses tan difíciles en los que no hemos dejado de informar sobre la naturaleza y magnitud de la pandemia, así como de otros hechos de relevancia local, nacional e internacional, a pesar de l as restricciones, riesgos y limitaciones de todo tipo surgidos por la emergencia sanitaria.
El coronavirus también ha puesto a prueba al periodismo porque amplió el derecho de las audiencias, también las digitales, a saber y a exigir más y mejor i nformación en torno a esta infección sin precedentes. EL HERALDO proporciona hechos, demanda de las autoridades respuestas claras, consulta a expertos y atiende de manera prioritaria a sus lectores y usuarios, pero sin caer en el alarmismo ni en la exageración. Proceder de manera responsable, con prudencia, ponderación y absoluta claridad, aprendiendo de nuestras equivocaciones, e s un c ompromiso irrenunciable. Uno de nuestros padres fundadores y director por más de 30 años del diario, Juan B. Fernández Ortega, marcó el camino que hoy seguimos defendiendo: “EL HERALDO es una obra diaria de buena fe”.
Hoy EL HERALDO conmemora 87 años de su fundación, dedicado, como desde el primer día, a ser cronista del acontecer diario de Barranquilla y el Atlántico, narrador de las historias incomparables nacidas de las entrañas del Caribe colombiano.