La contradicción principal
En 2001 decían que la contradicción principal de Colombia era entre Estado y guerrilla y que el adecuado para resolverla era Álvaro Uribe, pues prometía un gobierno de “mano firme”.
El petrismo sostiene que hoy la contradicción principal es entre las fuerzas alternativas y el uribismo, pero el petrismo ha venido propalando sectariamente que los alternativos diferentes en sus formas de hacer política y planteamientos son “uribistas camuflados”. Y los insultan groseramente.
Los blancos predilectos de esta cruzada zoológica son Sergio Fajardo y Claudia López, a quienes no han querido aceptar como representantes de una vertiente que no es ni petrista ni uribista. Y no los aceptan porque la estrategia es polarizar al país entre dos bandos radicalmente diferenciados.
Pero la dinámica política está mostrando la construcción en marcha de la Coalición de la Esperanza que se rehúsa a encuadrarse en esquemas binarios. Esta coalición de la Alianza Verde, Fajardo, Humberto De la Calle, Juan Manuel Galán, Ángela María Robledo, Jorge Enrique Robledo, Iván Marulanda y Juan Fernando Cristo, se ha planteado tener un programa, presentar listas al Congreso y unirse en torno a una figura que surja de una consulta en marzo de 2022. Es decir, que por fuera del petrismo y el uribismo hay vida. Y es sano para la democracia que la haya.
Esto significa que la primera vuelta presidencial tendría, posiblemente, tres grandes bloques: la Coalición de la Esperanza y las coaliciones de Petro y Uribe. Antanas Mockus dice que la Coalición de la Esperanza no debería vetar a Petro, lo que traduciría convidarlo a la consulta de marzo de 2022. Como en el petrismo hay quienes hablan del peligro de que la derecha gane en la primera vuelta, han aplaudido la sugerencia del profesor Mockus. Pero eso no contempla el notorio desgaste del uribismo. No estamos en 2002 y 2006, cuando Uribe se paseaba solo en la cima de la popularidad y venció en una vuelta a Horacio Serpa y a Carlos Gaviria.
Tres escenarios son más probables en 2022. Que se enfrenten Petro y quien represente a la Coalición de la Esperanza en segunda vuelta, o Petro con la carta del uribismo, o esta última con la candidatura de la Coalición de la Esperanza.
¿Debería haber un acuerdo entre la Coalición de la Esperanza y la coalición petrista si alguna se enfrentara al uribismo y sus aliados en segunda vuelta? Por supuesto, creo que debería intentarse un acuerdo, pero desde ya tendría que darse algo muy importante: un pacto de no agresión donde el mayor esfuerzo correspondería al petrismo que se ha dedicado a maltratar a quienes en la Coalición de la Esperanza ve como “caballos de Troya del uribismo”. Para primera vuelta sí me parece inevitable que el petrismo y la Coalición de la Esperanza vayan por separado. Y lo deseable sería una respetuosa competencia entre estos dos bloques alternativos.