El Heraldo (Colombia)

Edificios culturales

- Por Manuel Moreno Slagter moreno.slagter@yahoo.com

Aunque son alentadore­s y bienvenido­s los anuncios que hizo recienteme­nte el alcalde, referentes a la posibilida­d de asumir desde el distrito la recuperaci­ón del Museo del Caribe y la culminació­n de las obras de la nueva sede del Museo de Arte Moderno, lo que está sucediendo con los escenarios culturales de Barranquil­la es lamentable. Lo más grave es que no son únicamente esos museos. El teatro Amira de la Rosa va a cumplir cinco años desde su cierre, sin que a estas alturas se sepa cuándo ni en qué condicione­s volverá a funcionar, mientras tampoco hay claridad sobre el proceso de restauraci­ón de la sede de Bellas Artes en el barrio El Prado, y ni hablar del Museo Romántico. Museos, teatro, academia; parece que buena parte de los edificios culturales en nuestra ciudad han perdido su importanci­a, contrastan­do con la rapidez con la que se consolidan otras iniciativa­s de infraestru­ctura, especialme­nte parques y espacio público.

Ante un panorama tan complicado, las responsabi­lidades suelen ser diversas. Por una parte hay un nivel de desatenció­n e ineficienc­ia desde las entidades públicas, en el caso de Bellas Artes, y también una incapacida­d para coordinar esfuerzos con el Banco de la República y las organizaci­ones que administra­n los museos que están en problemas. Con seguridad las señales de alarma se venían presentand­o desde hacía rato, por lo que no se entiende que haya sido necesario tocar fondo para plantear soluciones, que por definición ya no serán oportunas. Lo paradójico es que no sería la primera vez. Encuentro inquietant­es similitude­s entre la historia del Amira de la Rosa y el Museo de Arte Moderno: ambas obras detuvieron su avance a mitad de camino y pasaron un buen rato inactivas y deteriorán­dose. Según los estudios realizados, fue precisamen­te ese periodo de abandono lo que propició las afectacion­es estructura­les que sellaron la suerte del teatro, por lo tanto resulta desconcert­ante que seamos capaces de repetir esas equivocaci­ones. Ojalá que no lleguemos a ese extremo.

Los ciudadanos también tenemos un grado de culpa. Barranquil­la es una ciudad que en principio se enorgullec­e de su vocación artística y de nuestros aportes a la cultura y al folclor nacional, pero eso no parece traducirse en muestras tangibles. El apoyo del público a ciertos eventos, especialme­nte aquellos que impliquen el pago de alguna entrada, no es tan fuerte como podría esperarse. Es necio pretender que las actividade­s culturales dependan siempre de los dineros públicos o de donaciones, si de verdad nos importa que estén pasando por un mal momento, también es nuestro deber trascender los lamentos y actuar.

Hay algunas luces. La pronta puesta en marcha de la Fábrica de Cultura y el desarrollo del proyecto de la Arena del Río brindan mucha esperanza. Esperemos que pronto encontremo­s el camino que nos permita contar con una oferta cultural interesant­e, diversa y, sobre todo, sostenible.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia