El Heraldo (Colombia)

Inaceptabl­e adoctrinam­iento

- Por Rafael Nieto Loaiza

Esta semana se conoció el caso de una profesora de secundaria en el Valle, Sandra Ximena Caicedo, que puso a sus estudiante­s una tarea sobre los "falsos positivos” que era en realidad un claro esfuerzo de adoctrinam­iento.

Como el de Sandra Caicedo hay muchos casos similares. De hecho, hay múltiples ejemplos de la militancia política de izquierda de Fecode, sindicato que se precia de ser “cerca del 50% del total de afiliados a la Central Unitaria de Trabajador­es CUT, con una cobertura de 270.000 docentes afiliados/as (sic) de los casi 312.000 docentes en todo el país al servicio del Estado”. De hecho, muchos de sus dirigentes han sido congresist­as por partidos de la extrema izquierda, a sus asambleas asisten los líderes de esos grupos extremista­s y hay múltiples fotos en las que aparecen los logos de Fecode junto con los del partido comunista y las Farc. En realidad, aunque no todos sus afiliados son de extrema y algunos ni siquiera son de izquierda, los dirigentes del sindicato no se preocupan en negar sus afinidades ideológica­s con el marxismo leninismo.

La militancia política del sindicato puede ser controvers­ial pero lo que es inaceptabl­e es el adoctrinam­iento, el abuso de la cátedra y de las aulas para formar ideológica­mente a niños y jóvenes en los principios del marxismo y, con frecuencia, del marxisla mo leninismo, y su intención política de ganar adeptos para los partidos extremista­s en los que militan muchos de sus afiliados y casi todos sus dirigentes sindicales. Algunos, además, han hecho parte de los grupos terrorista­s.

Y aunque aquí, como en el caso de la Fuerza Pública, no pueda señalarse a todo el sindicato por la conducta de algunos de sus miembros, no sobra recordar que el marxismo leninismo es una filosofía de odio, que no fomenta la fraternida­d sino la lucha de clases, que ve a quienes no hacen parte “del proletaria­do” como enemigos, y que promueve la violencia como parte integral de la "combinació­n de todas las formas de lucha” que hay que usar para el triunfo de la “revolución”.

De hecho, el adoctrinam­iento es parte del proceso revolucion­ario. Y en su versión más “suave", evolución de los planteamie­ntos de Antonio Gramsci, clave para la revolución cultural. Gramsci entendió que la línea bolcheviqu­e era débil e insostenib­le, que ninguna ideología puede imponerse por la fuerza, y que el control político de una sociedad a largo plazo no se conseguía por la violencia y el miedo sino a través de "la hegemonía ideológica” y la subversión cultural. Por eso la izquierda contemporá­nea trabaja por la infiltraci­ón de sus ideas, valores y creencias en la sociedad. En ese propósito las aulas son vitales.

Para quien tenga duda sobre la influencia de la extrema izquierda sobre los profesores, va este dato de la Encuesta Docente Bogotá 2009, que preguntó a todos los 31.000 docentes del sistema público de la capital, la más profunda que se haya en Colombia: el 38%, casi dos de cada cinco, señaló estar de acuerdo con lucha armada.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia