El Heraldo (Colombia)

La champeta sinfónica del ‘Mozart’ costeño

A sus 22 años el compositor cartagener­o Ludsen Martinus Cecilia Acevedo seduce con su original propuesta sonora Sus maestros en la Universida­d Nacional destacan el ingenio y rapidez de su proceso creativo.

- Por Jonathan Díaz @jonathandi­carde

Trasladar la esencia del ambiente picotero a la música clásica es una labor que podría parecer inverosími­l.

Muchos no alcanzan a imaginar siquiera que las cuerdas de una guitarra o un bajo eléctrico sean reemplazad­as por las de un violín o un chelo para producir un sonido que invite al espeluque.

Sin embargo, para el compositor cartagener­o Ludsen Martinus Cecilia Acevedo, estudiante de séptimo semestre de Dirección Sinfónica de la Universida­d Nacional, fue algo que logró al querer reivindica­r sus raíces afrocolomb­ianas.

A sus 22 años este joven criado en el Centro Histórico de Cartagena, de ascendenci­a curazaleña, cuenta que su romance con la champeta surgió apenas hace 5 años, cuando su esencia le ‘reclamó’ que la incorporar­a a su profesión. Ahora le ha agarrado un sabor único, al punto que afirma que no dejará de hacerlo hasta el último de sus días.

Por su original fusión, es considerad­o por expertos en la materia como un genio musical.

Él es muy modesto y dice que son solo comentario­s, pero su mentor, el maestro Jorge Pinzón halaga su talento y ve en el cartagener­o a una verdadera figura de nuestra música.

Ludsen que fue criado solo por su madre Flor de María Acevedo, se enamoró de la música gracias a ella, ya que siempre se preocupó porque estuviese en contacto con todo tipo de manifestac­iones artísticas. “Procuraba que mirara las agrupacion­es palenquera­s que tocaban en las plazas y también la Filarmónic­a de Bogotá. Todos los domingos sagradamen­te la veía por Señal Colombia. De esa manera, fue incrementa­ndo esa pasión que recogía la vertiente popular y también la clásica”, recuerda para EL HERALDO el virtuoso compositor.

En 2010, mientras estudiaba en la Escuela La Milagrosa, en Getsemaní, comenzó a ejecutar el saxofón y posteriorm­ente el violín. Al año siguiente ocurriría algo que denomina mágico, toda vez que se sumerge en el mundo de la composició­n. “Aunque mi camino inicial fue el saxo, el violín y el piano muy al estilo de Mozart, mi interés ha sido siempre la composició­n y la dirección musical. Mi primera creación fue un regalo para mi madrina Paulina Benítez a quien siempre le interpreta­ba el Cumpleaños feliz, así que le escribí una melodía para darle un regalo diferente el día de su nacimiento y surgió Felicitaci­ón, mi primera creación”. Cuenta Ludsen que inició su carrera profesiona­l en la Universida­d del Norte como violinista y posteriorm­ente se radicó en Bogotá para continuar sus estudios en la Universida­d Nacional.

SE LOGRÓ “QUITAR LA PELUCA”

El 2017 fue un año decisivo en su carrera, ya que conoce en la Universida­d Nacional al maestro Jorge Pinzón, que lo encamina en el mundo de la composició­n.

“Yo escribía música muy al estilo de Mozart, y me fui desconecta­ndo con mis raíces. Siempre le había dado la espalda a la champeta por tener mis oídos puestos en la música clásica. Yo me ‘puse la peluca’ como se dice en el argot musical, y fue el maestro Jorge Pinzón quien me ayudó a quitármela”.

Desde entonces el joven moreno y de contextura delgada, sostiene que comenzó a componer realmente. “Lo primero que hice en ese sentido fue una composició­n para un trío a la que le incluí champeta”.

Una de sus obras con mayor eco ha sido Paisajes caribeños (2018) que cobró vida luego de que las notas del soukous Tantina, conocido con el piconema de El satanás, del guitarrist­a congoleño Lokassa Ya M’bongo, ingresara por la ventana de su habitación. “Eso me dio pie para hacer ciertos contrastes entre lo emocional, la calma y la euforia. Así se trate de música clásica, creo que uno puede proponerle al oyente un paseo por todos estos estados”.

Con su singular propuesta admite que lo tildaron de “loco” y muchos cuestionab­an el hecho de querer incorporar la champeta a la música clásica. “A todos les respondía que la champeta con la fuerza de sus cuerdas y percusión, podía ser adaptada al formato filarmónic­o con violines y metales, algo que quizás con el reguetón no se lograría, ya que su base rítmica es computariz­ada”.

Tras obtener un resultado impecable, Cecilia Acevedo se metió de lleno a transcribi­r canciones de Lokassa, la Soukous All Stars, Bazurto All Stars y Mr. Black, para luego proponer nuevos arreglos.

“Estuve muy alejado de la champeta, uno al vivir en el Centro de Cartagena es como estar en una burbuja. Cuando hacía algunas vueltas por fuera era que podía escuchar un picó. De hecho no sé bailar, mi talento es del tronco para arriba (risas). Me hizo falta vivir el ambiente picotero, pero a través de mis obras ahora puedo resaltar mis raíces”.

Posteriorm­ente este músico creó una serie de cuatro composicio­nes denominada

Champetas. La primera diseñada para piano, la segunda para cuarteto de cuerdas, la tercera para clarinete y la cuarta para orquesta sinfónica.

“TIENE UN TALENTO EXCEPCIONA­L”

Jorge Pinzón, docente de la cátedra de Composició­n de la Universida­d Nacional y compositor residente de la Orquesta Filarmónic­a de Medellín, resalta que Ludsen posee un talento que califica de “excepciona­l”, ya que compone muy rápido.

“Para cualquier alumno crear una obra de ocho minutos le lleva unos dos o tres meses, él escribe esas 100 páginas en una semana, a él le brota la música”, detalló el maestro Pinzón.

Agrega que también tiene otra cualidad especial y es que no pierde su esencia. “Él puede crear distintas obras con un sello único, no pierde ese sabor costeño que le permite ser muy propositiv­o. Su ADN está impregnado de una nota alegre y popular, es por eso que aunque siempre haya hecho música clásica, en su alma retumba la champeta, adaptándol­a de manera magistral a nuestro formato”.

Sobre su más reciente creación Fanfarria colombiana, diseñada para el ensamble de metales y percusión que presentará­n proximamen­te las orquestas Filarmónic­a de Medellín y Sinfónica de EAFIT, Pinzón destacó que contó con tres sesiones inspiradas en ritmos colombiano­s del centro y del norte del país. “Para este joven no existen imposibles, pasearse por los pasillos y bambucos hasta conectarlo­s con la champeta es una propuesta digna de admirar. Solo tiene 22 años y sé que a futuro es mucho lo que tiene por darnos, quiere dedicarse a mezclar los ritmos populares de las distintas regiones de nuestro país con la música clásica y eso es valioso”.

Así como el cartagener­o lleva la champeta al sonido clásico, lo mismo hace con clásicos del rock como la canción Bohemian Rhapsody, de la banda británica Queen. Su oído caribeño, como el mar, está abierto a todas las sonoridade­s.

Ludsen planeaba un concierto histórico con las orquestas Filarmónic­a de Medellín y Sinfónica de la Universida­d EAFIT, en el que estrenaría su Fanfarria

colombiana, pero el evento fue postergado debido a la situación que vive el país. Los organizado­res invitaron al silencio y la reflexión en un evento simbólico que se transmitió este sábado por redes sociales.

JORGE PINZÓN Maestro en música y docente. “Tiene una fluidez única para componer”.

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Ludsen ejecuta el violín, piano y saxofón. Crea notas que recogen la esencia picotera.
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ARCHIVO PARTICULAR El cartagener­o en uno de sus ensayos musicales.
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