Nadie que represente
El problema de buscar alternativas y soluciones para la salida del conflicto social en el que estamos inmersos es que nadie tiene claro quién representa los intereses de la sociedad. Después de días críticos para Colombia en los que se ha intentado deslegitimar la protesta social por los actos de delincuencia y en los que la Fuerza Pública ha arremetido en contra de la población civil, el gobierno, como siempre tardío, ha decidido llamar a un diálogo nacional para llegar a “consensos”. La agenda presidencial de diálogo inició con personajes de la política que poco o nada tenían que ver con la protesta: Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Echeverry, Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa, Juan Carlos Pinzón Bueno y Oscar Iván Zuluaga. A pesar de que seguramente podrían hacer aportes interesantes a la luz de la crisis actual, difícilmente la ciudadanía colombiana que marcha en las calles puede sentirse identificada por un grupo de hombres conservadores que de ninguna forma incomodarían al presidente.
En el segundo llamado entró la Coalición de la Esperanza, un grupo más diverso y que ha hecho oposición al gobierno, que puede incidir a través de su liderazgo en la situación actual del país, pero frente al cual la ciudadanía ha manifestado que no los representa. Finalmente, el Gobierno convocó este lunes al Comité del Paro Nacional, que tiene un claro pliego de peticiones, entre las cuales está la creación de una renta básica de por lo menos un salario mínimo mensual y la eliminación del uso del glifosato en la lucha contra los cultivos ilícitos. Las peticiones del Comité, según un reciente estudio hecho por el diario La República, tendrían un costo para Colombia 81,5 billones, una suma que ni siquiera de haberse aprobado la reforma tributaria sería posible de asumir.
Frente a todo este panorama y ante las peticiones del Comité del Paro que pueden ser legítimas desde lo social pero imposibles desde la situación financiera en la que se encuentra el país, parece que el problema de Colombia, además de la corrupción, la pobreza y la crisis económica, es la ausencia de un verdadero liderazgo tanto en el orden nacional como en los entes territoriales. La realidad es que el país no se siente representado por quienes están en el Congreso de la República, por el contrario, la imagen negativa no podría llegar a ser peor. La ciudadanía tampoco parece sentirse representada por sus gobernadores y alcaldes, como prueba de esta afirmación es que los mandatarios de los entes territoriales han sido incapaces de lograr una interlocución directa con el gobierno nacional.
Si algo nos deja esta crisis es que el país necesita nuevos líderes, personas que entiendan el malestar social y que sepan exigir ante el gobierno medidas realistas, sostenibles y alcanzables. Lo que vendrá con la negociación del Comité del Paro será otra negociación que derivará en promesas incumplidas y una mayor frustración para el país.