Los ciudadanos deben ser más tolerantes
La tolerancia implica, respeto, empatía y solidaridad.
El mundo sería un mejor lugar si todos tuviéramos más tolerancia con el diferente, con el de otro país, con el de otra cultura, con el que habla otro idioma, con el que viste distinto o con el que tiene otras capacidades.
Así lo afirma la psicóloga Liliana Arias señalando que en numerosas ocasiones nuestra tolerancia acaba donde termina nuestra educación, nuestro conocimiento, nuestra zona de confort y ahí empieza el miedo que no nos deja aceptar lo que no entendemos o lo que nos parece diferente. Un miedo que se transforma en rechazo y en muchas ocasiones, en crítica o ataque, incluso a los colectivos más vulnerables.
La tolerancia implica respeto, empatía y solidaridad. Supone ser flexible, saber escuchar, saber observar y aceptar la diferencia como parte normal de nuestra vida, todos somos diferentes y ahí está la riqueza en este mundo, en su diversidad.
En la declaración de Principios sobre la Tolerancia se destaca que en un mundo globalizado como el actual, la tolerancia adquiere, si cabe un papel más protagonista, siendo su principal medio de implementación, la educación. Además, se subraya la necesidad de que exista un marco legal que la avale, así como acciones locales y una toma de conciencia individual.