Adiós a una madre de grandes ligas
Sus exequias se llevaron a cabo la tarde de este viernes Familiares y vecinos recordaron con cariño a quien para ellos fue en vida “una mujer de grandes ligas”.
La matrona de los Rentería partió a la eternidad rodeada de sus seres queridos, esos por los que toda su existencia estuvo dispuesta a luchar y por los que logró hacerle un jonrón a la vida superando la pobreza.
Los achaques de salud propios de su edad (91 años), hicieron que la luz de Visitación Herazo se fuese consumiendo poco a poco.
Este viernes varios familiares de la nonagenaria mujer se dieron cita, no para celebrar como lo hicieron el 2 de julio, cuando cumplió años, sino para despedirse de la matrona que vendiendo cerdo, fritos y rifas sacó adelante a sus ocho hijos.
“Dios nos brindó una madre amorosa que dio todo por nosotros”, expresó a EL HERALDO su hijo, el exbeisbolista Edinson Rentería.
“Lo fue todo para nosotros. Venimos desde abajo, el viejo se nos fue temprano y ella nos dio sabiduría, educación y ánimo para salir adelante”, afirmó su hijo.
Ahora, dice Rentería, todos sus hijos van a seguir el legado de la matrona y mantendrán a la familia unida como ella siempre lo quiso.
Como dice la alabanza: “El regalo más hermoso que a los hijos da el Señor, es su madre y el milagro de su amor”. Ese mismo “milagro de amor” es el que quieren los Rentería mantener vigente de generación en generación.
Yohandri Castro Rentería, nieto de doña Visitación, recordó a su abuela como una mujer “noble” con un “gran corazón” que siempre estuvo dispuesta a ayudar a conocidos y desconocidos.
“Ella siempre nos enseñó valores, por sobre todo la humildad”, expresó el joven con voz entrecortada.
En los últimos días, según su nieto, la anciana mujer envió algunas señales para que sus hijos, nietos y bisnietos se prepararan para asimilar que su presencia física estaría ausente.
“A veces se quedaba en silencio y otros días hablaba como siempre. Ya nos estaba preparando”, agrega Castro Rentería.
NOBLE Y LUCHADORA. Carmen Pájaro fue amiga de “doña Visita”, como la llamaban de cariño sus seres más cercanos, durante la época en la que la matrona Rentería vendía cerdo para sostener a sus ocho hijos.
En la casa de Visitación las bases estaban llenas, pero ella nunca perdió la esperanza de conectar un jonrón que sacará a su familia de la pobreza.
“Ella salía desde la mañana y regresaba en la noche a hacerle la comida a sus hijos. Era una madre que daba todo por ellos”, recuerda Pájaro.
En esa época, Herazo recorría las calles de Barrio Abajo y Montecristo vendiendo cocadas, alegría y cerdo.
Pájaro hace una pausa y traga un poco de saliva, mientras sus ojos se van poniendo llorosos. Retoma la conversación con la voz entrecortada. Recuerda que en una ocasión su amiga le dijo que jamás debía perder la esperanza porque algún día sus problemas económicos se iban a resolver como le sucedió a ella.
“Era una mujer muy servicial. Ella ayudaba al que podía. Cuando su situación se mejoró ella me preguntaba si yo necesitaba algo y si así era me lo brindaba”, dice Pájaro.
Kelman Alarcón es otro de los vecinos de doña Visitación que la recuerda con nostalgia. En su memoria está la imagen de la mujer trabajadora que se desvivía por sus hijos y siempre velaba por el bienestar de ellos.
Según cuenta, a pesar de las adversidades que pudo haber sufrido, siempre se mantuvo sonriente y con un corazón lo suficientemente noble para ayudar al otro. No tenía reparos en compartir con los demás cuando sus condiciones mejoraron.
“Ella para nosotros también era como una madre, siempre luchó por sus hijos y por sus vecinos”.
Alarcón vivía en el apartamento que estaba al lado de la casa de Visitación y fue testigo de su carisma. Doña ‘Visita’ fue para él un ejemplo a seguir y considera que es la muestra de la disciplina, el amor y la superación.
Guillermo Castro, quién era encargado de cuidar la casa de doña Visitación, la recuerda también como una madre ejemplar y una vecina noble. A él también se le escapan algunas lágrimas al hacer memoria de las conversaciones que solía tener con ella. “Me decía que no los dejara solos”.
Castro también destaca de la fallecida mujer su capacidad para superar las adversidades y la cataloga como una luchadora incansable, que aunque en sus últimos días se vio mermada por los achaques de la edad, jamás bajó los brazos.
El cuerpo de Visitación Herazo Iriarte fue cremado este viernes y sus cenizas, por voluntad de ella, serán llevadas a su pueblo natal, El Yucal, corregimiento de Calamar, en el departamento de Bolívar.
CARMEN PÁJARO Amiga y vecina “Ella era una mujer noble y de gran corazón”.
KELMAN ALARCÓN
Vecino
“Para nosotros también era como una madre”.
GUILLERMO CASTRO
Cuidador
“Ella era una mujer con una gran fortaleza y nobleza”.
Jaime Pumarejo Con un profundo dolor en el alma, lamentamos el fallecimiento de doña Visitación Herazo, madre del gran @Hitrenteria.
Elsa Noguera A nuestro @Hitrenteria mi acobmraeznotayriocsariño por la partida de su mamá al cielo. Mis oraciones por el descanso de Doña Visitación.
Tatyana Orozco Lamento el fallecimiento de Doña Visitación Herazo, mujeres como ella han sido luz en la trayectoria de sus hijos… luchadora incansable.
Alex Char Mi abrazo de condolencias a mi amigo Édgar Rentería por la partida de su madre. Doña Visitación fue siempre una mujer de grandes ligas.