Español, cartera, dos poetas
¿Es acaso el español una lengua perfecta? Aurelio Valera, Malambo
Por su número de hablantes, por su historia, por su influencia, por las veintitrés academias que en sendos países la soportan, en fin, por El Quijote, Cien años de
soledad y otras obras universales, el español es una lengua muy importante. Pero de ahí a que sea perfecta hay un gran trecho. ‘Perfecto’, según su etimología, es ‘lo completado’. El español, como todos los idiomas, no lo está. En una espiral continua, se está completando. Una manera de completarse un idioma es cuando surgen en él las palabras que hacen falta. Así, alguien, acertadamente, propuso ‘defaunación’ para apuntar a la devastación de la fauna, tal como existe ‘deforestación’ para apuntar a la devastación de la flora.
¿Por qué se le dice cartera a lo que le deben a una empresa si cartera es un bolso?GioP.,B/ quilla
Cartera es donde se guardan cartas. Ha pasado a ser, además de bolso, un utensilio plegable, diseñado para que en él reposen cartas de cambio (o letras de cambio) y documentos que reflejan cuentas por cobrar, reclamos, lo pendiente… Recordemos que en español existe la figura retórica llamada metonimia, que es llamar una cosa con el nombre de otra con la que guarda afinidad. Un tipo de metonimia es dar a lo contenido el nombre de lo que lo contiene; por ejemplo: “Me pasé de copas” (de muchos vinos en la copa), “me comí dos platos” (lo servido dos veces en el plato); “me fumé una pipa” (la picadura cargada en una pipa). Entonces, por metonimia, si cartera es el utensilio, también lo es lo que ese utensilio contiene, es decir, el conjunto de papeles que constituyen las acreencias presentes de una persona natural o jurídica.
Usted mencionó la tirria entre Neruda y Juan Ramón Jiménez. ¿La hubo entre Neruda y Borges? JATS, B/quilla
Borges y Neruda se reconocían valiosos, pero por razones políticas y porque se sabían distintos no fueron cercanos. Borges, quien se “figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca”, se preocupaba más por el intelecto, y era genial, tímido, discreto, irónico y antiperonista decidido. Neruda, quien en el cuento “Me alquilo para soñar” es llamado por García Márquez “glotón y refinado”, se preocupaba más por la naturaleza y la experiencia física, y era un ‘viva la vida’, enamoradizo, arrollador, seguro y comunista decidido. Se dice que se tenían inquina porque una vez el chileno insinuó que Borges vivía en la irrealidad: “Lo veo perderse cada vez más en sus edificios intelectuales, y yo estoy envuelto por los cuerpos y el sudor”. O porque el argentino sugirió que a Neruda le faltaba grandeza, pues en su libro sobre tiranos suramericanos no decía nada contra Perón. Los dos no mantuvieron roces, se admiraban, se leían y estaban al tanto el uno del otro. Lo prueban mutuos comentarios amables. Neruda decía que Borges era de lo poco que teníamos para mostrar, y Borges que Neruda era gran poeta, buen continuador de la tradición de Walt Whitman.