Final de la Copa América
Fue abandonada por Colombia y Argentina, sus padres naturales, y fue adoptada por Brasil. Así se salvó la Copa América 2021 que llega a su final. Sin público, con canchas en mal estado, con discretos arbitrajes e irregulares y anquilosados estilos futbolísticos en casi todos, fue en general el escenario copero.
Muchos asumieron la competencia como un gran laboratorio de ensayo con miras a la Eliminatoria. En ese sentido algunos pueden sentir que tuvieron unos avances por la evolución en algunos aspectos de la idea táctica o por la confianza que se incrementa al lograr instancias finales: Colombia, Perú, Ecuador y Paraguay. Otros, continúan con las deficiencias de siempre: Bolivia y Venezuela. Mientras, Uruguay y Chile dejaron la sensación de haber dado menos de lo que sus jugadores y carácter generan para mejores expectativas futuras.
Y, arribaron a la final, las selecciones más connotadas del continente: Brasil y Argentina. La primera con mejor juego, con jugadores más ricos técnicamente en todas las posiciones y con el agregado diferencial para Sudamérica de una instantánea, agresiva y permanente presión tras la pérdida del balón. Hasta Neymar se involucra en esa fatigante pero dominante acción. Cierto es que no la logró sostener con efectividad durante todo el tiempo en todos los partidos y cuando no lo hizo fue una versión más ordinaria y entonces los rivales se le sublevaron, teniendo que aparecer la categoría y templanza de Marquinhos, Thiago y Casemiro. Tiene a Neymar como su gran individualidad, acompañado de jugadores en el ataque, a mi juicio buenos, pero aún no de primera clase.
La segunda, Argentina, más que otras veces ha dependido de la sabiduría futbolística y el talento superior de Messi (nueve de los 11 goles anotados lo tuvieron a él como actor principal). Colectivamente ha sido más contragolpeador que elaborador. Aunque es capaz de generar claras y precisas combinaciones, no ha conseguido darles continuidad. Se defiende con vehemencia, ataca con menos frecuencia. Compite con su habitual carácter y juega apoyado en la inspiración de Messi. Sus mediocampistas manejan mejor el pase que el cambio de ritmo. Tienen buen juego aéreo pero no han podido encontrar laterales con calidad en fase ofensiva. Di María, esta vez en un rol secundario ingresando en los segundos tiempos, aumentó la peligrosidad con su zigzagueo y velocidad en los últimos partidos.
El fútbol sudamericano espera que sus dos selecciones más virtuosas y emblemáticas sean capaces de regalarle al mundo una final plagada de fútbol, goles, calidad y emociones.