El oportunismo político, irresponsable y peligroso
“¿Quién le enseñó a torturar a los exmilitares colombianos que torturaron y asesinaron al presidente de Haití?”, se preguntó el senador y candidato presidencial Gustavo Petro, quien dio por cierta la versión según la cual el presidente Moise fue asesinado por militares retirados colombianos. Llama la atención que Petro aspire a ser jefe supremo de unas Fuerzas Militares de las que desconfía tanto. ¿Qué poca estimación y qué poca credibilidad le tiene Petro a nuestro Ejército Nacional? ¿Tiene Petro –acaso– información de primera mano –verídica y verificable– que permita llegar a la conclusión de que Moise fue asesinado por “exmilitares colombianos”, como escribió en su trino. “¿Quién les enseñó a asesinar?”, se pregunta Petro. De nuevo: ¿Tiene el candidato presidencial información que el resto del país ignora como para señalar de asesinos a los militares retirados que fueron capturados horas después del magnicidio de Moise? Ese tipo de afirmaciones son muy delicadas y muy graves precisamente por provenir de quien provienen: una persona que aspira a ser jefe supremo de nuestras Fuerzas Armadas. El oportunismo político es inadmisible y reprochable, mucho más cuando compromete a una institución que vela por la seguridad de todos los colombianos. No se trata de ser alcahueta ni cómplice de quienes deshonran el uniforme, sino de ser responsables y cuidadosos con el manejo de la información. La justicia será quien determine la responsabilidad o no de los militares retirados colombianos en el magnicidio del presidente Moise. No está de más reiterar que se trata de militares retirados –no activos– cuya inocencia se debe presumir hasta que no se demuestre lo contrario.