Amar es ganarlo todo
Creo en el amor. Estoy seguro que esa emoción, decisión y sentimiento es el que ayuda a que tengamos un propósito y vivamos la vida con sentido. Aunque mucho se escribe, se canta y se habla acerca de él, siempre es necesario volver sobre esta realidad humana, más cuando el odio parece empujar acciones en nombre de los más nobles valores. Creo en las revoluciones, pero en las que nacen del amor. Me niego a la violencia en cualquiera de sus formas y no creo que sea válida nunca, al fin y al cabo, declaro Señor a uno que prefirió ser Abel y nunca Caín. No dudo que requerimos estructuras más equitativas, mayor justicia, posibilidades de desarrollo para todos, sobre todo para los que menos recursos tienen y son sometidos a la miseria por la corrupción.
Estoy convencido de que para ello se requiere entender el poder como servicio y no simplemente como una fuente de riqueza y dominación. Puede tener el poder quien quiera, que si no lo entendemos de otra forma, todas las propuestas serán un embuste más que terminará haciendo que unos acaparen más, mientras otros sufren empobrecidos. Y creo que esa nueva comprensión tiene que nacer del amor, por eso presenté en estos días un libro en el que ensayo sobre cómo amar, entendiendo que como la muerte, el amor es lo más personal que existe. Es algo que no puede parecerse de una persona a otra, porque involucra lo más auténtico de cada uno, lo más esencial; es algo que se hace, no que se tiene.
El ensayo está estructurado en cuatro grandes ejes: “Amarme”, porque sin el acto de pensar en uno mismo todo lo otro es una oda al fracaso y la frustración; nadie que se rechace a sí mismo va a poder amar sanamente a otro. “Amarte”, en donde escribo sobre el amor de pareja, ahora que construyo la vida con una compañera, con una pareja y seguro de que ese amor se expresa en cuidar, consentir y dejar ser. “Amarlos”, entendiendo que no se puede vivir con otros desde la indiferencia o el odio; nos tenemos que aproximar a los demás desde la equidad, la empatía y la compasión. El otro no puede ser el enemigo a vencer, sino el hermano con el que construimos un mejor contexto para ser felices. Por eso es que creo pertinente volver a hablar sobre la acción de amar en estos días en los que la inconformidad, fruto de la desigualdad, nos restriega en la cara todo lo que hemos hecho mal. Finalmente, “Amarlo”, en donde no propongo la espiritualidad como un cuarto punto cardinal, sino como el centro desde el que suceden los tres anteriores, de la trascendencia que sale al encuentro del ser humano en el propio ser humano.
Ese es el trabajo contenido en las 300 páginas del libro en el que quiero volver a decir que amar le da sentido a esa hilera de días que se suman y que llamamos vida. Amar es lo que colorea intensamente todas las jornadas diarias. Espero que lo lean para que dialoguemos, porque sé que les ocasionará preguntas, afirmaciones distintas y hasta contrarias a las que propongo; al fin y al cabo eso es lo que se hace con los libros: dialogar, debatir y aprender. Emocionado por presentar este texto y convencido de que es el momento para volver a hablar del amor.