Barranquilla, pionera en cirugía artroscópica
El procedimiento consistió en la introducción de una cámara microscópica en el brazo izquierdo de una paciente que tenía cuatro años sin poder moverlo, afectando así su calidad de vida Esta es la primera cirugía de este tipo que se hace en la Costa.
La realización de intervenciones quirúrgicas con el uso de cámaras milimétricas y con incisiones que dejan cicatrices casi imperceptibles, son una realidad en Barranquilla. El 15 de junio, por ejemplo, se realizó una liberación por vía artroscópica del nervio supraescapular en una paciente de 36 años oriunda de Montería.
Una cirugía artroscópica consiste en la inserción de un conducto delgado conectado a una cámara de video de fibra óptica por medio de una incisión mínima.
La mujer tuvo que viajar desde el departamento de Córdoba hasta la capital del Atlántico, luego de que por varios años presentara dolencias que le impedían mover su brazo sin sentir dolor.
Se trata del primer registro de este tipo de operación en la región Caribe.
CASO.
La paciente Dina Díaz recuerda cómo, después de tener una vida normal en la que distribuía su tiempo entre los quehaceres del hogar y su trabajo como cajera, de un momento a otro empezó a sentir molestias.
Con el paso del tiempo los dolores fueron tan intensos que terminaron afectando su calidad de vida, al punto que ni siquiera podía cargar a su hijo menor, que en ese entonces tenía dos años.
Díaz narra que esta situación la llevó a sufrir un bajón de ánimo porque creía que no le estaba brindando a su hijo el amor que merecía.
“Hace cuatro años empecé a sentir un leve dolor, pero con el paso del tiempo se fue intensificando tanto que me impedía hacer cosas tan sencillas como ponerme la ropa interior, barrer, cocinar o cargar a mi hijo”, reconoce la mujer de 36 años. Todo empezó como una leve molestia en la parte superior del hombro que se extendía hasta la parte de atrás. Había noches en que el dolor le impedía dormir.
Recuerda que hace dos años el dolor se convirtió en una pesadilla, pues llegó a un estado en el que no podía levantar el brazo. “Me sentía frustrada porque yo soy una persona joven. Pensaba que no tenía que sufrir una afección como esta. No me servía ningún tratamiento y estaba muy melancólica. Llegué hasta querer no trabajar más”, reconoce.
PROCESO MÉDICO.
Cuando empezó a manifestar las primeras molestias acudió a su EPS. Allí le practicaron varios exámenes y le diagnosticaron una ruptura del tendón supraespinoso, lo que se conoce popularmente como manguito rotador.
De acuerdo con Mayoclinic, esta patología puede presentarse por una lesión importante en el hombro, una degeneración progresiva o un desgaste del tejido del tendón.
Durante cuatro años se practicó terapias con el fin de mejorar el problema. Contabiliza más de 200 desde el momento en el que recibió el primer diagnóstico.
“Cuando me hacían las terapias estaba bien, pero después me aparecía nuevamente el dolor”.
La situación se intensificó tanto que sus jefes decidieron reubicarla en el trabajo con el fin de que no tuviese que pasar por los dolores tan intensos. Como cajera tenía que repetir muchos movimientos que desencadenaban en más dolor. La cambiaron de ARL y con ello vino un nuevo proceso. Se le practicaron nuevos exámenes y se le realizó una resonancia.
“Me trasladaron a Barranquilla, yo no quería, pero una amiga me convenció luego de ver que acá en Montería las cosas no evolucionaban”. Pensar en tener que viajar a la capital del Atlántico cada vez que se le agendara una cita por su molestia en el brazo izquierdo no le agradaba, pero después de tantos años con lo que considera una “mala gestión de su tratamiento” la hizo reconsiderar la idea.
Con la aceptación del traslado de su proceso, conoció al ortopedista con especialidad en Cirugía de Hombro, Andrés de la Espriella. Este le ordenó hacerse otras pruebas y dio con la raíz del problema.
Aunque en otros casos se puede resolver con tecado rapias, con Díaz ya había pasado tanto tiempo que lo mejor era practicarle una cirugía.
OPERACIÓN.
A principio de año a la paciente le pidieron que considerara si estaba dispuesta a practicarse la operación. De entrada sintió algo de miedo por el covid-19, pero su situación era tan compleja que dejó de lado el temor por la pandemia y aceptó hacerse todas las pruebas necesarias para por fin ir al quirófano y acabar con su molestia.
El 15 de junio se programó la cirugía en un quirófano de alta complejidad de la Clínica del Caribe. La operación duró poco más de dos horas.
El ortopedista Andrés de la Espriella explica que el procedimiento consistió en la inserción de un lente artroscópico a color de cinco milímetros con una angulación de 30 grados que permite ver a todos los lados. Por medio de otras tres heridas de menos de un centímetro de grosor, conocidas como portales artroscópicos, se ingresaron las pinzas.
Una de ellas se empleó para intervenir el nervio supraescapular, que es considerado uno de los más importantes del complejo articular del hombro, se encuentra ubien la parte superior de este, justo antes de llegar al cuello, o como explica el médico: “Nace en el plexo braquial a nivel cuello”.
“Lo que se hizo fue resecar el ligamento que se encontraba atrapado en el nervio para que la paciente dejara de sentir el dolor que la aquejaba por tantos años”. El especialista añade que este es un procedimiento de “alta complejidad”.
Reconoce que este procedimiento es novedoso porque por medio de los portales artroscópicos se logró llegar a una parte profunda del hombro sin necesidad de hacer heridas grandes como las que se hacían antes para lograr ver la articulación.
“Con la cámara veíamos en tiempo real la articulación del hombro y gracias al instrumental especializado de artroscopia pudimos llegar al ligamento sin necesidad de abrirlo, lo localizamos, vimos las estructuras neurovasculares, separamos los vasos arteriales, llegamos al ligamento e hicimos la recepción de este para que el nervio estuviera libre de compresión”.
En la actualidad la paciente se encuentra en su proceso de recuperación en Montería y manifiesta que ya no presenta dolor.
“Tengo las molestias de la operación, pero eso es normal. El médico me dijo que tendría una recuperación de tres meses y después la rehabilitación”.
POCA ATENCIÓN.
“Es un diagnóstico que se ha tenido en cuenta en las últimas décadas. En el siglo anterior no se le prestaba mucha atención, pero con el exceso de actividades deportivas que tienen que ver con el hombro o con trabajos pesados se ha venido incrementando el número de pacientes que presentan esta compresión neurológica que causa una limitación funcional y afecta su calidad de vida”, explica el médico especialista.
De la Espriella describe que Díaz era una paciente que laboraba mucho en caja registradora y los movimientos repetitivos fueron las razones principales para que la mujer haya padecido por muchos años la molestia que la llevó a dejar de llevar una vida normal.
MÁS FACTORES.
Otra de las causas que puede generar esta presión neurológica es la predisposición genética, aunque en el caso de esta paciente nadie en su familia ha sufrido por esta enfermedad.
La edad también es otro factor fundamental para la aparición de la dolencia. El médico explica que con el paso de los años las articulaciones se van poniendo más rígidas, se disminuye la movilidad y los ligamentos se van engrosando causando una calcificación del nervio.
“En los pacientes que hacen algún deporte como voleibol, tenis o béisbol, debido a los movimientos repetitivos los ligamentos se hipertrofian y se hace la compresión. O también personas que trabajan haciendo movimientos continuos”.
En el caso de Dina Díaz es muy difícil prevenir este problema porque su trabajo consiste precisamente en la realización de movimientos repetitivos. “Es como decirle a un escritor que puede prevenir el túnel carpiano, es muy difícil porque ese es su trabajo. Cada labor tiene sus riesgos y en el de ella, que es cajera y debe mover frecuentemente el miembro superior, está en riesgo”.
PROCEDIMIENTO NOVEDOSO.
De la Espriella afirma que en Barranquilla se están dando las alternativas para que los pacientes no tengan que viajar a otras ciudades a realizarse procesos de alta complejidad.
Además se abre la posibilidad para que pacientes de otras ciudades vean en la ciudad una alternativa para intervenirse. Reconoce que con el procedimiento practicado en la ‘Puerta de Oro’ se va “a la vanguardia de lo que se hace a nivel mundial”.
“La idea es que en la Costa se hagan procedimientos en competencia a nivel internacional, y por qué no, operaciones que muchas veces no están descritas internacionalmente y empezar a hacerlo en beneficio de nuestros pacientes”.