El Heraldo (Colombia)

El fútbol “perfecto”

- Por Hugo Illera Jiménez

Terminó la maratón de fútbol de Eurocopa y Copa América vista a mañana, tarde y noche. El fútbol es el gran espectácul­o del mundo. Se juega a cada segundo, de cada minuto, de cada hora y está cargado de situacione­s encontrada­s comenzando que, detrás del pensamient­o de cada aficionado o periodista, pareciera existir la sombra de un técnico en potencia o frustrado. Es posible que el fútbol sea el único deporte que puede ser visto por diez personas que emitirán diez conceptos diferentes de un mismo partido. También pasa con los técnicos en las ruedas de prensa. Hay algunos que hablan de un partido “que nadie vio” porque no se encuentran los fundamento­s para estar de acuerdo con sus argumentos.

También es típico que, después de un triunfo, se hable más y se muestren más los errores que las virtudes del juego que produjo ese triunfo.

Si es un gol, vino precedido de errores monumental­es en defensa. Si se gana por goleada, es que el equipo contrario era demasiado malo. Si se pierde, buscamos las razones en los árbitros y en el VAR.

En estos días me he preguntado cuál es el fútbol que queremos ver puesto que casi nunca damos el brazo a torcer para concluir que se vio un buen partido.

¿Existe ese fútbol perfecto? Si el arquero no sale, no es bueno porque no juega con los pies. Si juega con los pies es un irresponsa­ble porque para jugar con los pies están los otros. Si el zaguero central es bajito, no sirve. Si es alto, es torpe. Los laterales deben sacar al equipo por las bandas jugando como Messi, si es totalmente defensivo no sirve para el fútbol de hoy. Los volantes deben ser una mezcla de Pelé y Maradona combinados con la eficiencia de Beckenbaue­r. Los goleadores deben rematar con la derecha, con izquierda, con la cabeza y deben meter todas las pelotas que reciben sino, son troncos.

Andamos con un fútbol perfecto en la cabeza que tal vez nunca hemos visto o no existe. Hoy no se puede jugar como el Brasil del 70 porque en ese tiempo “no había marca”. Tampoco se puede jugar como el Santos de Pelé porque “a Pelé todos los dejaban jugar”, hoy lo molerían a patadas. Y menos como el Barcelona de Guardiola porque esa tenencia de balón, con pases cortos lateraliza­dos y al pie, se “volvió obsoleta”.

Estoy por creer que ese fútbol perfecto sólo está en nuestra cabeza. Es que nos preocupamo­s más de los “errores evidentes” que por el desarrollo del fútbol real. El mirar un partido, lo estamos comparando con el partido que quisiéramo­s ver y no digerimos el real que se está jugando.

Es el entorno del fútbol que, como en la vida, se vive más de lo que no existe, sin disfrutar de lo que hay…

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