¿Les importa un bledo?
Nicolás Renowitzky en su columna semanal se mantiene adelantando campañas cívicas, todas oportunas y certeras, como la extensión hasta Puerto Salgar y La Dorada de la APP del Río Magdalena, o la carretera desde Palermo hasta Ciénaga, o la vía que conduce a Cartagena, para no mencionar sino las últimas. Se congratuló cuando nombraron a Ángela Orozco en Mintransporte, y también cuando Pedro Pablo Jurado llegó a Cormagdalena, claro, ambos son barranquilleros, y Renowitzky clama por las obras que benefician directamente a Barranquilla, así que la cosa era promisoria. Pero no. Pareciera arar en el mar.
No comenta sobre el sempiterno problema del canal de acceso, pero recomienda extender la navegabilidad aguas arriba de Barrancabermeja, lo que permitiría movilizar hasta los centros de consumo interiorano a los productos originados aquí, o a los de allá con destino local, economizando transporte terrestre. El costo adicional sería mínimo comparado con el monto total de la APP, que con creces obtendría sus beneficios. Cuenta la cosa con el apoyo de los gobernantes del sector, pero no. Ni Mintransporte ni Cormagdalena han movido un dedo al respecto.
Lo que debería ser la gran autopista Palermo – Ciénaga, que le inventaron unos costosísimos viaductos cuya licitación anuncian para el segundo semestre (ojalá) sin considerar siquiera que, tal como hicieron los holandeses, la fácil y económica (dice Renowitzky) era proteger el litoral con grandes enrocados y no con las piedrecitas que repetidamente al sector afectado le colocan y que desaparecen casi en seguida. En gracia de discusión lo de los viaductos, el nuevo puente sobre el Río tiene unas especificaciones que obligan a que la vía continúe con las mismas o mayores dimensiones, pero ahí sigue igual la carreterita, y nada se dice ni se hace de su ampliación; nada se dice tampoco del Puente de la Barra que tocaría construir paralelo al actual para conservar las dimensiones viales y evitar el estrangulamiento. Ello para no mencionar el sector Tasajera - Ciénaga, ni la variante para entrar al puerto, que además servirá para evadir la entrada al casco urbano de dicho municipio.
Ni hablar de la carretera Barranquilla – Cartagena. Ahí está, en construcción desde hace mil años. Van entregando de a poquitos, con el agravante de que el sector comprendido entre Arroyo Juan de Acosta y el peaje de Cartagena no aparece en ningún documento, no se contempla la financiación, así que también está dentro del cuento del gallo capón. Dicho sea de paso, la avenida entre Barranquilla y Puerto se encuentra sin iluminación, quieren tirarle la pelota al municipio, nadie resuelve, no asumen, y sigue en la peor y más peligrosa oscuridad.
Mientras, dentro y hacia el interior abundan y raudas avanzan las megaobras, Renowitzky por aquí ara en el mar. Los encargados aparecen como cuota costeña. Y pueden decir que son barranquilleros, pero lo disimulan bien. No sabe uno si es que no son capaces de impartir una orden tajante, o si es que Barranquilla les importa un bledo.