¡Llegó la hora de la mujer! ¡Por fin!
Con María Fernanda Cabal como aspirante a la Presidencia de la República lo que no le va a faltar a la campaña presidencial será picante. Aguerrida, combativa y frentera, la senadora vallecaucana se caracteriza por llamar al pan pan y al vino vino. Punto. Y en política ese elemento es fundamental porque despierta emociones, que es en últimas lo que estimula a los votantes.
Candidato o candidata que no toca las fibras de los electores no tiene futuro. En momentos en que muchos aspirantes prefieren lo “políticamente correcto”, Cabal no tiene problemas en despacharse contra el llamado Comité del Paro (“deben ser judicializados”), la JEP (“inventarse cifras de falsos positivos es su mejor deporte”), los sindicalistas (“no les importa la ruina de quienes pagan impuestos”). En el otro espectro ideológico se encuentran Francia Márquez, Ángela María Robledo y hasta Dilian Francisca Toro, quienes asumen posturas muy distintas a Cabal y tienen una plataforma electoral contraria. Las dos primeras con militancia en la izquierda democrática y la última de ellas con un amplio recorrido en el liberalismo y el partido de La U. Desde los tiempos de María Eugenia Rojas (1974) hasta los de Marta Lucía Ramírez (2018), pasando por Regina 11, Ingrid Betancourt, Clara López y Aida Avella, no se había visto tantas aspirantes a la Casa de Nariño. El votante tiene, pues, distintas opciones para escoger.