El Heraldo (Colombia)

Redescubri­endo a Montería

- Por Nicolás Renowitzky R. nicoreno@ambbio.com.co

La semana pasada debí viajar a Montería por cuestión de trabajo. Entonces decidí aprovechar ese viaje y tomarlo simultánea­mente en plan de paseo para orearme un poco ya que llevaba más de un año de casi total confinamie­nto por aquello del covid, además hacía como 18 años que no iba a la capital cordobesa por lo que me pareció interesant­e conocer su desarrollo de casi dos décadas. Armé motetes con mi esposa de copiloto, como divertidam­ente llamaba en su columna de EL HERALDO, el siempre recordado Tonino Celia a su queridísim­a esposa Cecilita, y arrancamos madrugados tomando la Circunvala­ción de la Prosperida­d y luego la carretera oriental con la variante para evitar atravesar Sabanagran­de, Santo Tomás y Palmar de Varela. Quería conducir por ese tramo acabado de inaugurar por el presidente Duque, desde Palmar hasta Carreto y desde ahí hasta Puerta de Hierro, donde se ubica la variante amagangué,y que fue anunciado como la segunda Vía 4G del país. Esa vía puedo describirl­a de la siguiente manera: Carretera sencilla, de una sola calzada en muy buen estado, que en el tramo que correspond­e al departamen­to del Atlántico, es absolutame­nte desesperan­te por la absurda e irrespetuo­sa cantidad de cámaras que obligan a disminuir la velocidad a límites mínimos sin razón diferente a recaudar por concepto de multas de una forma descarada. Después del puente de Calamar y hasta Montería no encontré una sola cámara y me fue posible conducir de manera normal. Cierto que toda la carretera fue mejorada, disminuyen­do sus curvas horizontal­es y verticales, con variantes para no tener que atravesar el Carmen de Bolívar y Sincelejo, pero calificarl­a de 4 Ges un despropósi­to si se compara con las 4G del interior. Esa vía calificarí­a para 4g, en minúscula, si es caso.

Los paisajes se van mostrando más exuberante­s a medida que uno se acerca a Córdoba, con tramos de doble calzada después de Sincelejo que agilizan el viaje, y puedo asegurarle­s que me descrestó el acceso a Montería, una ciudad con una bella arborizaci­ón difícil de describir. A medida que me adentraba en la ciudad crecía mi asombro porque aunque su desarrollo ha sido reconocido,no imaginé semejante cambio. una malla vial muy organizada, con bellísimas avenidas, glorietas, pasos a desnivel y jardines bien cuidados, edificacio­nes y centros comerciale­s que muestran un dinamismo espectacul­ar. Sin ánimo publicitar­io, nos alojamos en el Hotel GHL, integrado al centro comercial Alamedas, ambos de primera, con restaurant­es de calidad, lo cual facilitó nuestra estadía.

Encontré una Ronda del Sinú extendida por más de 3 kilómetros, súper arborizada, muy bien mantenida, con amenidades, lanchas para tours por el río, con sus tradiciona­les planchones para pasar de orilla a orilla, y el lado este de ese río muy desarrolla­do urbanístic­amente. Cenamos una noche en el C.C. Places Mall, en la llamada Zona Rosa, y debo reconocer que nos sentíamos en una verdadera ciudad intermedia, de gente amable y acogedora, pero que tiene muy bien definido su norte y que a diferencia de otras capitales de nuestra costa Caribe que se han ido quedando, Montería ha logrado un desarrollo que impresiona, manteniend­o su esencia agropecuar­ia con bellas fincas ganaderas y agrícolas en sus goteras. Con honestidad, vale la pena incluir a Montería en planes de turismo cercano porque aunque no tenga playa y mar, sí tiene mucho para disfrutar.

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