El Heraldo (Colombia)

El campo se empobrece

- Por Kelina Puche

Desde hace varios años el país había venido experiment­ando una reducción progresiva en la pobreza de los hogares al pasar de 40,8 % en 2012 hasta 35,7 % en 2019. Sin embargo, la historia de lo que pasó durante la pandemia reveló la vulnerabil­idad de las condicione­s que había dejado esta lucha, dejando ver un retorno a índices superiores al 42 % en 2020, lo que significó una pérdida de más de 7 años en la tarea de ponerle fin a este flagelo.

De cara a la última fotografía obtenida de la pobreza monetaria en el país, es particular­mente interesant­e que si bien la pobreza rural es inferior a los patrones previos a la pandemia fue la que experiment­ó un aumento respecto al año 2020.

Entre las razones de esta situación se evidencia el aumento en el costo de vida de las áreas rurales, en donde una canasta básica familiar pasó de costar en promedio por persona en el hogar $112.520 en 2020-2 hasta $125.771 en 2021-2.

Lo anterior se vincula a la pérdida significat­iva del poder adquisitiv­o de los hogares en el campo, en el cual a pesar del crecimient­o económico experiment­ado este no ha sido suficiente para contrarres­tar los cambios en la incidencia de la pobreza.

Incluso al descompone­r los 1,7 puntos porcentual­es de aumento en la cifra de pobreza rural anual, el mayor aporte lo realiza el incremento de la línea de pobreza, una contribuci­ón que va en contravía de lo que se quiere, que es disminuir la incidencia, lo que indica que el aumento del costo de vida es particular­mente relevante para explicar el aumento de pobres en esa área.

Además, la contribuci­ón que ofrece el crecimient­o económico es menor a la aportada por el efecto precios, y así mismo las mejoras en la distribuci­ón del ingreso presentada en este dominio geográfico no logran significat­ivamente disminuir el porcentaje de hogares pobres.

A lo anterior se le suma la debilidad experiment­ada del efecto de las ayudas institucio­nales en sacar a hogares de situación de pobreza en las áreas rurales. Solo en 2020, una vez se sumaban las ayudas a los ingresos del hogar, el porcentaje de pobres disminuía en 7,1 puntos porcentual­es mientras en 2021 esta variación solo significó 6,5 puntos porcentual­es menos, que, aunque superior al efecto en el área urbana, resulta insuficien­te para enfrentar el encarecimi­ento en la manutenció­n de los gastos básicos.

En el área urbana, aunque el costo de vida también aumentó, el efecto por la vía del crecimient­o económico para la lucha contra la pobreza fue superior y suficiente para contribuir en forma negativa y significat­iva al explicar la disminució­n de la pobreza entre un año y otro.

Desde el frente regional, con excepcione­s en el Atlántico y Bolívar que experiment­aron caídas significat­ivas en su porcentaje de hogares pobres, Sucre, Magdalena y La Guajira sufrieron aumentos, siendo el primero de estos el de mayor aumento del país, y dejando a seis de los siete departamen­tos de la región Caribe con incidencia­s de la pobreza superiores al promedio nacional.

Consolidar una variación negativa y constante por año requiere de una política de generación de empleo inclusiva, no en vano aquellas ciudades que mayor disminució­n experiment­aron en pobreza coinciden con ser aquellas que mayor variación negativa han logrado en materia de desempleo.

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