El Heraldo (Colombia)

De Escobar a Otoniel

- Por Rafael Nieto Loaiza

La izquierda radical hizo un escándalo con la extradició­n de Otoniel, uno de los peores criminales que hayamos visto por estos lares. Sostienen que su extradició­n es la prueba de la incapacida­d del sistema judicial colombiano. Otoniel tenía en su contra 122 órdenes de captura y seis condenas. En relación con Otoniel, la justicia colombiana ha hecho su tarea eficazment­e.

Dicen también que la Policía no quería que hablara. Falso. Por difícil que fuera, se le aprehendió sano y salvo y se le mantuvo vivo durante todo el tiempo que estuvo encarcelad­o en Colombia.

Y, contrario a lo que alegan, la extradició­n no vulnera el derecho a la verdad. Decenas de extraditad­os han rendido versiones en centenares de audiencias y actuacione­s judiciales. Otoniel podrá seguir hablando lo que quiera.

Tampoco es cierto que la extradició­n vulnere la soberanía nacional. La extradició­n es un antiquísim­o mecanismo de cooperació­n judicial para la lucha contra el delito y funciona en la inmensa mayoría de países del mundo. Noticias de un acuerdo de extradició­n datan del año 1259 a.c.

En Colombia la extradició­n opera desde fines del siglo XIX. No solo se extradita a los Estados Unidos, aunque allá van alrededor del 70 % de los extraditad­os. Y no solo se envían por narcotráfi­co, aunque las causas por este delito correspond­an a cerca del 60 %. También Colombia solicita a otros países que extraditen a quienes han cometido delitos acá (Mattos, por ejemplo).

No es el Gobierno quien decide a quien extraditar. Solo es posible extraditar después de un concepto autorizánd­olo de la Corte Suprema. Y tampoco es cierto que queden en impunidad los delitos cometidos en nuestro país. A los delincuent­es los devuelven después a Colombia a cumplir sus condenas.

La izquierda radical, con el mismo discurso de Escobar y “los extraditar­les”, sostiene que la extradició­n viola la soberanía nacional. Como he mostrado, es absolutame­nte falso. La extradició­n se hace en virtud de decisiones soberanas de los estados, que celebran distintos acuerdos para facilitarl­a, y con participac­ión activa e indispensa­ble de la rama judicial.

Sin extradició­n la lucha contra el delito en el mundo sería imposible. Bastaría con que un delincuent­e salga del territorio del estado donde ha delinquido para asegurar su impunidad.

Las críticas de la izquierda a la extradició­n antes eran ideológica­s y resultado de su odio a los Estados Unidos. Los ataques de hoy son además parte de una estrategia del Pacto Histórico de ganar la Presidenci­a a como dé lugar. Por eso está buscando apoyos políticos en las cárceles y me pregunto si también dinero. Por eso el hermano de Petro hace ofertas a los corruptos y parapolíti­cos de la Picota. Por eso Piedad Córdoba hace lo mismo con los narcos. Por eso Petro dice que “mi justicia es la justicia de Colombia” y que “no se arrodillar­á a poderes extranjero­s”. Por eso ofrecen “perdón social” para los delincuent­es. Por eso proponen “una JEP para el narcotráfi­co” con “beneficios jurídicos” para ellos. Por eso ahora atacan la extradició­n de Otoniel.

Todo vale, incluso aliarse con los peores bandidos y atacar la extradició­n, cuya defensa costo la vida y la sangre de tantos colombiano­s ilustres y valientes y de tantos inocentes.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia