El Heraldo (Colombia)

¿Dijiste media verdad?

- Por José Félix Lafaurie @jflafaurie

Mientras la izquierda chilla que la verdad se fue con Otoniel, que la iba a “cantar” en una entrevista y que el Gobierno se lo impidió, lo preocupant­e es que la verdad, de verdad, se está yendo por la puerta de atrás de la Comisión de… “la Verdad”.

Eclipsada por la extradició­n del bandido, no fue noticia la renuncia del comisionad­o Carlos Guillermo Ospina, mayor retirado del Ejército, a pocos meses de la presentaci­ón del informe final de la Comisión.

Se había demorado, porque si bien creyó de buena fe en una institució­n en la que no cree más de medio país, se estrelló con la realidad y su renuncia representa una denuncia sobre “la verdad a medias” que está por contarle al país la Comisión ídem.

Reza el dicho que “al desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, y desayunamo­s mal desde el “Comité de Escogencia” de los comisionad­os, el mismo que seleccionó a los magistrado­s de la JEP; compuesto por cinco personas, tres de ellas extranjera­s, designadas por organizaci­ones que no se destacan por su neutralida­d, sino, más bien, por su sesgo ideológico, como tenía que ser, pues fueron selecciona­das en una encerrona entre el gobierno Santos y las Farc.

De un Comité sesgado salió una Comisión sesgada, desde su presidente, quien ha reconocido públicamen­te su admiración por Pablo Beltrán y afirmó que “el planteamie­nto mismo del ELN es muy de lo que en Colombia queremos”.

Su condición sacerdotal esconde bien semejante sesgo, que además permea a toda la Comisión, en la que el mayor Ospina era una piedra en el zapato, “diez contra uno”, y así se lo hicieron sentir, como manifiesta en su renuncia: “Mi trabajo se ha tenido que desarrolla­r en un ambiente hostil al interior del Plenario de los comisionad­os; espacio en el que se ha hecho frecuente la descalific­ación y estigmatiz­ación…”.

A juicio de Ospina, el Informe Final “tiene serios problemas argumentat­ivos, metodológi­cos y de narrativa (…) porque no se evidencia la pluralidad de voces y verdades…,”. Y más adelante concluye que “No encuentro garantías para que las ideas, posiciones y perspectiv­as que han surgido de mi trabajo como Comisionad­o sean acogidas…,”.

Esa falta de garantías fue evidente en 2020, cuando De Roux suspendió un evento organizado por Ospina, con participac­ión del coronel Mejía, condenado por la justicia ordinaria y en proceso ante la transicion­al; es decir, en la misma condición de los cabecillas de las Farc, senadores y protagonis­tas de los shows de la JEP. La disculpa fue dizque el respeto a las presuntas víctimas de Mejía, preocupaci­ón ausente frente a las víctimas de las Farc.

La verdad no es absoluta ni patrimonio de nadie; el sesgo es miope y nos enfrenta a “la verdad a medias”, que no es sino una mentira. Bien lo dijo un poeta magnífico, Antonio Machado: “¿Dijiste media verdad?, dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad”.

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