El Heraldo (Colombia)

Tarea generacion­al

- Por Eduardo Verano De la Rosa

Amartya Sen, en sus estudios sobre la pobreza, desarrolló las preguntas claves: ¿A quiénes deben estar dirigidos los esfuerzos de una sociedad para bajar sus niveles de pobreza? ¿A quiénes incorporar en este concepto de pobreza para ser eficientes en la designació­n de recursos? Su medición y definición son la principal herramient­a. No se debe permitir a las personas llegar a ser tan pobres que finalmente ofendan y causen dolor a una sociedad. Es el reflejo de su fracaso.

A muchos les preocupa más la incomodida­d del impacto visual que el sufrimient­o y condición de las personas pobres. El reto principal es definir quiénes son el centro de interés para enrutar los esfuerzos para bajar la pobreza.

La reducción real del ingreso incrementa el sufrimient­o de los pobres, por eso se promueven cambios para reducir la pobreza y evitar que los ricos se ofendan con su presencia. Creen que así alivian la situación. Como si fuera solo un problema estético.

Hay que dominar la esencia de la pobreza, para mejorar la calidad de vida de la gente más necesitada, buscar su bienestar y darles oportunida­des de real progreso. Es lo justo.

Colombia ha avanzado en una medición más precisa. Desde el año 2002 los más pobres de nuestro país han bajado del 50 % al 27 % en el año 2017. La clase media ha subido de un 16 % a un 31 % en el mismo periodo. Un cambio importante. Los más vulnerable­s se mantienen en un 40 %. También se conoce que la ruralidad en Colombia ha bajado de un 56 % a un 37 %.

Al medir la pobreza multidimen­sional se concluye que el Caribe y el Pacifico la aumentaron por la pandemia por encima del 26 %. Y es en las dos Costas donde se concentra la pobreza. Contrario al patrón de desarrollo del resto del mundo.

Las decisiones del Gobierno no han sido adecuadas, aunque la gente más pobre no estaba afectada por la pandemia igual se les cerraron todas sus actividade­s, incluso las educativas. El 90 % de los hogares antes de la cuarentena tenía acceso a 3 comidas y bajó a un 68 %.Los más afectados por la inflación son las gentes más pobres y vulnerable­s, mucho más que las de ingresos altos.

El nuevo índice multidimen­sional de inclusión productiva desarrolla­do por el Banco Mundial mide no solo pobreza monetaria, incluye nuevos factores más representa­tivos como inclusión laboral y educación. Hay una evolución de los índices que no solo miden ingresos. Miden más factores de calidad de vida como cobertura de necesidade­s básicas, mantenimie­nto de condicione­s biológicas, requerimie­ntos de superviven­cia y posibilida­des de trabajo.

El hambre es importante para medir la pobreza. Muchas personas logran sobrevivir con una alimentaci­ón escasa y tienen una esperanza de vida a pesar de sus limitacion­es dietéticas.

Los procedimie­ntos utilizados en la definición de pobreza como nivel de subsistenc­ia son cuestionad­os por su enfoque estrictame­nte biológico. Importante definir el paquete nutriciona­l y saber si la persona tiene los ingresos suficiente­s para adquirirlo o si los pueden cubrir con apoyos institucio­nales.

El concepto de pobreza es equiparabl­e al de desigualda­d. Por eso se analizan las transferen­cias de los ricos a los pobres que tienen un efecto considerab­le en muchas sociedades haciendo de la pobreza un concepto muy relativo.

La gran conclusión es que lo factores más importante­s para jalonar el desarrollo y bajar la pobreza son: 1. El crecimient­o económico 2. La distribuci­ón social de ese crecimient­o y 3. La inflación.

Aunque la seguridad social Colombiana es de las mejores del mundo, porque el sano aporta para los enfermos y el rico aporta para el pobre, eliminar la pobreza es la tarea de nuestra generación.

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