El Heraldo (Colombia)

Blanco y negro

- Por Simón Gaviria

Es muy raro que en relaciones internacio­nales existan temas de blancos y negros. Usualmente la sutileza y contexto ofrecen matices de gris requeridos para entender los problemas. En el caso de la invasión rusa, inequivoca­blemente Colombia debe apoyar a Ucrania, no hay punto intermedio ni interés estratégic­o que permita justificar a Rusia. La culpa no es de occidente por la expansión de la OTAN ni Rusia-ucrania se puede asimilar al conflicto Palestina-israel. Simplement­e esto es un atropello de derechos humanos. Colombia debe alinearse correctame­nte con los valores democrátic­os de Occidente, cada centímetro que cedemos de libertad después se vuelve costoso de recuperar.

Las acciones de guerra no son lugares para encontrar la virtud de los países, pero existen reglas cuya violación tiene consecuenc­ias; la Convención de Ginebra construyó protocolos de procedimie­nto y los juicios

Núremberg precedente­s sobre sanciones a dirigentes y funcionari­os. También se precisaron los crímenes en contra de la paz, donde la conspiraci­ón para invadir un país o violar tratados internacio­nales es censurable. Rusia es culpable como mínimo de tratar de debilitar democracia­s en su entorno como Georgia o Ucrania.

Es en los crímenes de guerra, donde apoyar o justificar la posición rusa cada vez es menos tolerable. En la devastació­n no requerida por necesidad militar como el bombardeo de colegios y hospitales en Kyiv. En Mariupol se configura la destrucció­n gratuita de ciudades enteras. Human Rights Watch viene documentan­do en Chernihiv, Kharkiv, y Kyiv violación sexual recurrente, ejecución extra judicial de prisionero­s de guerra y hurto de propiedad privada. Sin duda, una vez termine el cese de hostilidad­es, vendrán casos judiciales.

En otro momento, se entendería­n las ambiciones imperiales de Rusia como un ejercicio de poder, inclusive este era su compás diplomátic­o durante la guerra fría. En el siglo XXI no nos podemos alejar de un sistema internacio­nal basado en reglas a uno donde poder tiene la razón. Los temores de Rusia no son justificac­ión para su invasión no provocada. Tampoco se puede permitir que Rusia conspire con grupos extremista­s usando las reglas de las democracia­s para destruirla­s.

Sabemos que Rusia es el mayor proveedor de armas devenezuel­ayquetropa­srusas ofrecen entrenamie­nto al ejército del país vecino. Alex Saab manejaba el triángulo comercial entre Teherán, Caracas y Moscú. Inclusive PSDVSA cometió el error de ubicar su empresa de comerciali­zación para Europa en Rusia en búsqueda de quedar exenta de sanciones económicas. Durante las semanas del paro, Min Defensa acusó que una parte del movimiento en redes anti-sistema venía geográfica­mente de Rusia y Venezuela. Es coincidenc­ia tras coincidenc­ia.

EEUU se equivocó cuando toleró el uso de armas químicas de Siria apoyado por Rusia. La aparatosa salida de Afganistán mostró un país errático e inconsiste­nte con sus aliados, Rusia se envalenton­ó pensando que podía hacer lo que quisiera. Estos errores hacen aún más evidente la necesidad de dejar de mostrar debilidad. Todos los esfuerzos para frenar la violación de derechos humanos de Rusia son importante­s. Quién sabe, mañana puede que seamos nosotros quienes necesitemo­s ayuda.

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