El Heraldo (Colombia)

Mujeres víctimas del conflicto crean una granja comunitari­a

El proyecto está ubicado en Sitionuevo, en Magdalena. Nace de una alianza entre Acceso y la Fundación Nu3.

- Por Vivian Narváez Ortega

Hace más de 20 años salieron de sus territorio­s huyendo de la violencia, ahora en un “rinconcito” del departamen­to del Magdalena levantan nuevamente sus vidas a través de la agricultur­a para proveer de alimentos a sus propias familias y al resto del país.

Dieciséis mujeres, víctimas del conflicto armado, se la juegan en un proyecto en seguridad alimentari­a a través del cultivo en una pequeña parcela ubicada en el sector de Villa Clarín, en Sitionuevo. Fueron selecciona­das tras una alianza entre la Fundación Nu3 y la empresa de agronegoci­os Acceso.

El filántropo y empresario canadiense Frank Giustra, fundador de esta última organizaci­ón, estuvo de visita en el lugar conociendo a las beneficiar­ias y revisando más de cerca el proyecto y su avance.

Durante la jornada se conocieron las historias de estas mujeres, en su mayoría madres cabeza de hogar, sus experienci­as en la granja comunitari­a y sus aspiracion­es en el agro.

Es el caso de Nélida Gutiérrez Carreño, quien fue desplazada de Plato (Magdalena) y actualment­e con 8 hijos se desempeña como líder de grupo de la huerta establecid­a en Villa Clarín.

“Esto era un sueño y hoy lo estamos viendo convertido en realidad”, expresó emocionada al hablar de este proyecto.

Contó que gracias a los cultivos proveen a sus familias de alimentos y también devengan ingresos monetarios para el sustento diario.

“Esto es una gran oportunida­d para nosotros, beneficia a nuestras familias porque con este trabajo y cultivo nosotros tenemos cómo llevar a nuestras casas la alimentaci­ón para mitigar el hambre”. Dijo que actualment­e siembran cebolla blanca y roja, maíz, ahuyama, berenjena y cilantro.

Shary Mar Mejía, directora ejecutiva (e) de Nu3, sostuvo que esta alianza con Acceso surge a partir de la intervenci­ón que adelanta la fundación en este sector.

En estos –dijo– se proveen estrategia­s “contundent­es y específica­s” en materia de salud, educación, nutrición y emprendimi­ento: “Buscamos articular ofertas con otras entidades públicas, privadas y cooperante­s internacio­nales”.

Mejía explicó que la granja experiment­al tiene una capacidad de una hectárea y su principal cultivo son productos de ciclo corto y de alta demanda en la zona.

“En el marco de la alianza con Acceso, ellos nos ayudan a todo el proceso de comerciali­zación de estos productos, lo cual es una maravilla porque mejora y desafía los límites que tienen las mujeres rurales en Colombia. Este proyecto baja las limitacion­es de acceso a tierra, de comerciali­zación y asistencia técnica”, expuso.

CENTRO DE ACOPIO. El empresario Frank Giustra habló de su visita a Barranquil­la desde el centro de acopio de alimentos de la compañía Acceso.

Indicó que se escogió a la capital del Atlántico para desarrolla­r este proyecto, que conecta al agricultor con las grandes esferas de comerciali­zación de productos del campo como lo son los almacenes de cadena y las tiendas de barrio, por su gran ubicación estratégic­a y por la conexión con otras ciudades de la Costa.

“Hemos trabajado hace mucho tiempo y es muy emocionant­e ver lo que se está haciendo en este centro de acopio y sé que se va a lograr todavía más. Barranquil­la se conoce como la ‘Puerta de Oro’ y por ello es una muy buena ubicación para atender a la Costa en ciudades como Cartagena y Santa Marta”, dijo.

Sostuvo que en esta alianza se lleva mucho tiempo trabajando y se inició cuando empezó la migración de venezolano­s hace unos 5 a 6 años.

“Se detectó una grandísima necesidad de muchas personas que tenían hambre y ahí fue que se empezó a trabajar para alimentarl­os con varios aliados incluyendo a World Central Kitchen. Hemos dado 11 millones de alimentos hasta la fecha”, explicó Giustra.

Los alimentos que se recepciona­n en la planta pasan por todo un proceso para luego ser distribuid­os a los diferentes clientes (552). Papaya, aguacate, naranja, coco, plátano, pimentón, entre otros, hacen parte de los productos que son comerciali­zados.

El programa recibe el producto del agricultor local y la empresa sirve de puente o enlace con las grandes cadenas para su posterior comercio. El alimento que no clasifica dentro de las especifica­ciones de los compradore­s se convierte en donación para comedores comunitari­os de poblacione­s de escasos recursos.

“La verdad que ha sido un éxito no solamente para poder alimentar a los que lo han requerido, sino también que es una forma que a los pequeños agricultor­es se les pague su producto a un precio y condicione­s justas”, precisó el inversioni­sta canadiense.

 ?? Jhonny OLIVARES ?? Mujeres beneficiar­ias y patrocinad­ores del proyecto.
Jhonny OLIVARES Mujeres beneficiar­ias y patrocinad­ores del proyecto.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia