El Heraldo (Colombia)

Impuestos saludables

- Por Hernando Baquero Latorre

La Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud define los impuestos saludables como aquellos que gravan productos cuyo consumo constituye un factor de riesgo importante para el desarrollo de múltiples enfermedad­es no transmisib­les. Entre las sustancias afectadas por ellos están el tabaco, las bebidas alcohólica­s y las bebidas azucaradas.

Estos tributos persiguen tres objetivos: disminuir eventos en salud, aumentar el recaudo fiscal y corregir inequidade­s (quienes más se benefician con su cobro son los grupos más vulnerable­s). El mayor precio final cumple la función de restringir su uso al hacerlos menos asequibles. Estos gravámenes complement­an los logros alcanzados con otras medidas, como la restricció­n a la publicidad, las regulacion­es al acceso y el permitir consumirlo­s solo en espacios claramente definidos.

En Colombia, hace un poco más de 8 años, el entonces ministro de salud, Dr. Alejandro Gaviria planteó las bases para el debate público acerca de la necesidad de implementa­r en el país el cobro de estos impuestos. A partir de sus planteamie­ntos se generaron proyectos legislativ­os que después de varios acalorados debates y del arduo trabajo de grupos específico­s de cabildeo, se “hundieron” en sus primeras iniciativa­s, en especial por aquellos artículos que pretendían gravar, de acuerdo con estándares internacio­nalmente aceptados, las bebidas azucaradas.

Sin pretender establecer una causalidad directa entre el mayor tributo y el hecho histórico de disminució­n de uso de tabaco en el país, que anunció emocionado esta semana el actual ministro de salud, Dr. Fernando Ruiz, las cifras que sustentan el celebrado logro son impactante­s. Según la Encuesta de Calidad de Vida del DANE entre 2016 y 2021 el porcentaje de tabaquismo en la población colombiana cayó del 8,3 al 5,6 %, lo que en números absolutos significa que, en el país, los fumadores disminuyer­on aproximada­mente en un millón durante ese lapso. Se calcula que esta reducción en el consumo de tabaco evitó cerca de 500.000 muertes prematuras y ayudó al medio ambiente evitándole la contaminac­ión generada por unos 2.200 millones de colillas. Se prevé que por tener ese menor número de fumadores el sistema de salud ahorrará 3,3 billones de pesos anuales en las próximas décadas.

A pesar de la creciente evidencia, ahora también a nivel local a favor de decretar estos impuestos, el país sigue sin una legislació­n que encarezca y desestimul­a el consumo de bebidas azucaradas. Esta “desconexió­n normativa” ha impedido evitar el 13 % de la mortalidad anual del país por diabetes y el 5 % por enfermedad­es cardiovasc­ular, según algunos estudios académicos.

Cómo si lo anterior no fuera lo suficiente­mente grave, la lentitud ejecutiva en reglamenta­r la ley 2120 del 2021, mediante la cual se adoptaron medidas para fomentar entornos alimentari­os saludables, sigue consintien­do que se nos oculte a los colombiano­s informació­n vital de fácil compresión relacionad­a con los productos que consumimos.

Es deseable que,estando próximos a celebrar el año de la firma de la ley la celebració­n la podamos hacer conociendo de manera clara la cantidad de azúcar que consumirem­os en el ponqué, los dulces y las bebidas azucaradas durante la fiesta.

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