El Heraldo (Colombia)

Más que dignidad

- Por Catalina Rojano 0.

Ella tiene un poco más de 30 años. Él, un poco más de 70. Pero la edad aquí es lo menos relevante. Lo que sí importa es que ese hombre, famoso por los vallenatos que hizo célebres en compañía de su hermano Emiliano, se comporte como un indómito abusador. En un video que recorre el universo inmediato de las redes sociales se ve cómo Poncho Zuleta aprieta con sus brazos y estruja contra su pesado cuerpo a Karen Lizarazo, una cantante con la que pretendía compartir más que escenario frente al público que les observaba. La imagen de ella, reducida y comprimida fuerte y violentame­nte por él, es un reflejo de lo que las mujeres somos para muchos… y a la vez un recordator­io de lo que debemos dejar de ser.

En la época de mis abuelos, una mujer que siquiera fuera tocada por un hombre ya era considerad­a indigna. Como si nuestra dignidad fuera decisión de los hombres y no de nosotras mismas. En la actualidad, cuando creemos haber avanzado lo suficiente como género en una sociedad que discrimina bajo cualquier criterio, siguen siendo incontable­s las creencias absurdas en torno al ser mujer. La falta de empatía cada vez es más visible, mientras la gran mayoría le resta valor o desconoce la lucha de millones de mujeres que a diario mueren en vida al ser abusadas en contra de su humanidad.

No hay que olvidar historias como la de la periodista colombiana Jineth Bedoya, que el 25 de mayo del año 2000 fue víctima de violencia sexual en la cárcel La Modelo de Bogotá, donde había ido a hacer una entrevista. Solo por ser mujer, el “atrevimien­to” de ir hasta ese sitio le costó el ser torturada, violada y retenida por más de dieciséis horas por tres hombres que luego serían identifica­dos como miembros de las Autodefens­as Unidas de Colombia (AUC), grupo al que Bedoya investigab­a.

Esa horrible experienci­a que la periodista vivió para contar, y la lucha que emprendió desde entonces para dignificar a las miles de víctimas de delitos sexuales en el marco del conflicto armado, le dio fecha a esta importante conmemorac­ión en Colombia que nadie debe pasar por alto: Día Nacional por la Dignidad de Víctimas de Violencia Sexual.

Los días conmemorat­ivos no deberían ser solo una fecha que unos cuantos valoran desde sus necesidade­s, dificultad­es o batallas interiores. Deberían ser una forma consciente de reafirmar lo que mujeres y hombres estamos llamados a ser en sociedad. Deberían ser una luz que permanezca encendida todo el año y que nos dé discernimi­ento para actuar a diario.

Mientras el Registro Único de Víctimas (RUV) da cuenta de un poco más de veintinuev­e mil casos de mujeres que han sido vulneradas en su integridad física y sexual, organizaci­ones contra la violencia de género en Colombia registran más de dos millones de casos donde los derechos de la mujer han sido vulnerados. Al final, las cifras en sí no importan, sino cómo estas contribuye­n al cambio social.

Desde un piropo “picante” hasta un tipo que “amablement­e” te ofrece su asiento en el bus para luego posarse de pie a tu lado y frotar su pene contra tu brazo es abuso. No se puede poetizar el horror. Así como no se debe ignorar que las mujeres merecemos más que dignidad.

@cataredact­a

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