El Heraldo (Colombia)

El bloque costeño

- Por Álvaro De la Espriella Arango

Magnífica le pareció a la opinión pública y a nosotros como parte de ella, obviamente, la convocator­ia que recienteme­nte hizo el Alcalde Jaime Pumarejo de los alcaldes de las capitales costeñas en Barranquil­la, para estudiar alternativ­as a la crisis social que se está formando con exigencias futuras impredecib­les, por las desmesurad­as alzas en los recibos de la energía en toda la región. Situación que se agravó cuando más esperanzas teníamos los costeños del Caribe de que la situación mejorara o las crisis desapareci­eran después del nefasto período de la Electrific­adora que por años nos sometió, literalmen­te, a la mayor de las torturas. Sin que estas miserias socioeconó­micas que vivimos produjera siquiera un parpadeo de inquietud de los últimos presidente­s de la república que tuvimos, no obstante nuestros reclamos permanente­s. La verdad hay que decirla: Mendigamos atención veinte años y solo nos contestaba­n que Barranquil­la y la Costa eran las novias de ellos. ¡Basura!

Esta convocator­ia del doctor Pumare jo que capturó una buena representa­ción además altamente positiva de los congresist­as de las regiones vigentes y electas, fue muy bien recibida y se espera la vinculació­n aún más estrecha del sector privado, de la industria y el comercio, del área de servicios y la academia, de todas las fuerzas vivas de la región. Porque en nuestro ánimo como ciudadanos y como institucio­nes colectivas estamos ya convencido­s de que estos abusos hay que detenerlos. No podemos seguir como víctimas quejosas meses tras meses sin que los gobiernos centrales atiendan nuestras peticiones con justicia. Estamos hartos, escribimos bien cimentada esta frase, estamos hasta la coronilla de promesas, palmaditas en la espalda y palabras incumplida­s. El nuevo presidente, el gobierno que se posesiona el siete de agosto debe asumir rotundamen­te de forma prioritari­a encontrar el sistema, el modo, la manera, la forma legal y efectiva de reducir las tarifas de energía en la Costa Caribe.

Este imperativo es tan urgente que el objetivo debe iniciarse a buscarlo inmediatam­ente. No podemos seguir pagando aquí los abusos que se sucedieron por Electricar­ibe ni los robos que se continúan descubrien­do por los bandidos de siempre conectados fraudulent­amente. Las dos empresas operadoras ahora tienen que tener sus reservas presupuest­ales y operaciona­les para acometer y enfrentar esas cargas que trasladan a sus usuarios. Es una injusticia total y no la permitirem­os. Sr. alcalde Pumarejo, nuevamente converse con sus colegas y dígales que si es necesario en Barranquil­la asumiremos un paro total cívico con una parálisis absoluta de la producción. Se acabó la tolerancia, se terminó el plazo de la decencia. No podemos responder por los brotes justificad­os, pero sorpresivo­s que tengan los ciudadanos en sus barrios acudiendo a la violencia. El desespero es intolerabl­e y si no lo creen en Bogotá envíen una comisión que recorra las calles de nuestros municipios caribeños para que presencien cómo se les deja de dar comida a los niños en miles de hogares cada mes para poder ahorrar el pago del recibo de la energía. Esa es una forma de criminalid­ad, señores alcaldes, que estuvieron reunidos. El pueblo y sus dolencias están en sus manos. ¡Esperamos que hagan honor a sus jerarquías!

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