BLANDENGUE INDIGNACIÓN
Hoy debe llevarse a cabo una nueva sesión de la Corte Suprema de Justicia para elegir a una de las ternadas por Petro, a cual más radical e ideologizada. Ojalá tengan en cuenta lo que mandó el gran equipo de Ani Abello y Darcy Quinn que desenmascararon a quien la vez pasada obtuvo mayoría de votos, qué susto, su esposo corrobora que es la más mamerta. Ojalá también nadie alcance los suficientes votos, y a Petro le toque cambiar la terna, amén que algunos magistrados sostienen que no deben elegir pues está muy cerca el final de sus períodos. El caso es que ninguna de las ternadas brinda la indispensable garantía de imparcialidad.
Cuando esto se escribe no se conoce el resultado de la marcha de ayer, programada en rechazo a los desvaríos de Petro y sus secuaces. Ojalá haya sido masiva, aunque su utilidad sea poca, a Petro le importa poco, nada va a modificar a causa de una marcha aunque le señale animadversión popular; pero si fue escuálida ahí sí se solazará afirmando que es paja que la gente esté descontenta, que ni siquiera sale a pronunciarse, que son vainas de la oposición, que sigue contando con las mayorías, y que mentira que la gente esté indignada.
La indignación es un sentimiento interno que no se manifiesta sino con el abuso y que podría, como en el caso nuestro, ser manejada y hasta revertida. Fíjense la indignación que produjo el Gobierno con la anulación de los Panamericanos, gran rechazo y bulla, los integrantes de la denominada Bancada Caribe todos a una protestaron, presentaron una moción de censura contra la ministra encargada, pero, a la hora de la verdad, de más de veinte ¡sólo votaron cinco! La indignación se controló a punta de mermelada, y seguro con alguna lichiguez. Igual ocurrió con lo de las altas tarifas de energía, indignación general, ¡el horror! Petro se reunió con los representantes de los afectados, les tiró unas de las carretas en las que es experto, y nada ha pasado, la cosa sigue igual y sin solución a la vista. Ni hablar del “piloto” de valorización que comenzarán aquí y no en sectores muy ricos y valorizados con las grandes obras en Boyacá, Antioquia, o Cundinamarca, sino aquí donde no hay capacidad de pago. Indignación general, pero cero resultados, no modifican nada, la indignación ha mermado y nos clavarán.
Siempre es así con lo nuestro. No nos unimos, no nos hacemos respetar, no nos consideran, pues tristemente nuestra indignación es negociable, fugaz y blandengue.
Petro se reunió con los representantes de los afectados, les tiró unas de las carretas en las que es experto, y nada ha pasado, la cosa sigue igual”.