CORRUPCIÓN E INCERTIDUMBRE GALOPANTES
La renuncia irrevocable del director de la Ungrd, como desenlace parcial del bochornoso episodio de la oscura compra de los carrotanques enviados al territorio guajiro por el Gobierno nacional, era claramente previsible, pero no es suficiente; aún quedan pendientes los resultados de las investigaciones que adelantan las entidades de control, los que de forma coherente deben acarrear consecuencias penales y disciplinarias para todos los involucrados en ese inaceptable corrupto proceso.
Por supuesto, también queda pendiente materializar el castigo moral y político de los colombianos al que dice ser el “gobierno del cambio”. No puede pasar indemne ese hecho que simboliza la conocida frase atribuida al político y filósofo italiano Nicolas Maquiavelo, actualmente convertida en realidad cotidiana en el país, sintetizada en la expresión “el fin justifica los medios”, que en la coyuntura actual no es otro que el de continuar la estrategia de promoción de la ideología socialista, aspirando obtener el triunfo político en las próximas elecciones presidenciales y mantenerse en el poder.
Este bochornoso hecho reveló, una vez más, la usual práctica gubernamental de entregar algunas entidades del Estado a algunos congresistas aliados, pertenecientes a los partidos tradicionales, pasando por encima de los necesarios y bien estructurados acuerdos, soportados por bancadas y que respondan a las necesidades del país, con la finalidad de lograr la aprobación de las reformas inconvenientes para la mayoría de los colombianos.
El cortoplacismo se ha enquistado en la cultura política en forma dañina. Es evidente que la costumbre de anunciar resultados y obras en el corto plazo es el principal enemigo del desarrollo territorial, que necesita la ejecución de iniciativas y obras integralmente bien planificadas.
Pero hacen lo contrario y por eso asumieron que era más rentable políticamente –creando, además, un escenario propicio para continuar la corrupción galopante– adquirir y enviar los 40 carrotanques, con el consabido montaje mediático, que continuar y terminar el proyecto multipropósito del río Ranchería, tomando agua de una fuente abundante como es la presa de El Cercado y llevarla, a través de una estructura de tubería bien diseñada, a las necesitadas comunidades de la Alta Guajira, en forma más sostenible y menos compleja.
Concomitante con estas prácticas corruptas, el Gobierno nacional avanza en su estrategia política de hacer discursos y pronunciamientos que no propenden por la unión de los colombianos en algún propósito común. Por el contrario, crea división y atiza permanentemente el odio entre ricos y pobres, entre empresarios y trabajadores, y en general entre todos los segmentos de la población que tienen características diferentes. La incertidumbre que nos genera sobre el futuro de la sociedad colombiana es aterradora.