IGUALDAD DE GÉNERO, UNA CUESTIÓN DE DERECHOS
Los días internacionales nos dan la oportunidad de tomar conciencia sobre temas de gran interés, tales como los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud. Es el caso del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, una fecha para re exionar acerca de los avances logrados por este género y comprometernos con los cambios hacia la igualdad de las mujeres en todas las esferas de la sociedad y desde todos los tipos de identidad.
Que sea esta la oportunidad de hacer un llamado a todos los hombres para que piensen y actúen a favor de la igualdad y contra todo tipo de violencia hacia las mujeres, apostando por modelos de masculinidad equitativos, balanceados, no violentos, inclusivos, antisexistas, y en bene cio del desarrollo de todos. La violencia de género tiene sus raíces en el machismo, y es una violación de los derechos de la humanidad que atenta contra la libertad, seguridad y dignidad de las mujeres.
Así como lo indica Naciones Unidas, lograr la igualdad de género y el bienestar de la mujer en todos los ámbitos es más crucial que nunca si queremos generar economías prósperas y conseguir un planeta saludable. En un mundo en constante evolución, donde la innovación y la tecnología brindan oportunidades sin precedentes, pensar en la igualdad es acelerar el progreso para aprovechar todo el talento de las mujeres ante los cambios transformadores y nuevas soluciones que se requieren en la actualidad.
La equidad de género bene cia a todas y todos los miembros de una sociedad, por eso es fundamental que los hombres podamos compartir la responsabilidad y participar activamente en cerrar las brechas de género. Cuando las voces de los hombres se unen a las mujeres para abogar a nivel corporativo, estatal y nacional, se duplica nuestro poder colectivo. Trabajando en conjunto podemos cambiar las reglas del juego para transformar las culturas políticas y las instituciones que perpetúan las normas de género dañinas.
Ser un “aliado masculino” significa visibilizar y promover políticas sanas que promuevan la diversidad no solo como derecho humano fundamental, sino como uno de los pilares básicos para construir un mundo equitativo e inclusivo, que contribuya a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Sabemos que los ambientes laborales pueden estar ocasionalmente impregnados de sesgos inconscientes que delimitan el crecimiento y el desarrollo de las personas, de ahí la importancia del compromiso genuino que debemos adquirir todos –sin insinuación directa de género– con el valor de la igualdad de derechos, oportunidades y deberes entre mujeres y hombres.
Creo rmemente que el liderazgo femenino aporta un valor signi cativo a la organización y a la sociedad en general. ¡Sigamos promoviéndolo entre todos!
El liderazgo femenino aporta un valor signi cativo a la organización y a la sociedad en general. ¡Sigamos promoviéndolo entre todos!”.