Enith Acosta, una vida hecha para servir
La cordobesa es la suboficial más antigua de la Armada Nacional y ahora ostenta el título de jefe técnica de comando, el máximo nivel de la Base Naval.
En el corazón de la Armada colombiana late el espíritu indomable de Enith Arlet Acosta Vergara, una vida llena de perseverancia y fe en Dios.
Una mujer cuya dedicación y valentía ha dejado una huella imborrable en la historia de esta institución armada. Ella ha sido seleccionada por el alto mando naval, en agradecimiento por sus 25 años de servicio, para realizar el Programa Integral de Suboficiales de Alta Jerarquía 2024 –PISAJ– que le permitirá alcanzar el grado de Jefe Técnico de Comando, y convertirse en la primera mujer al máximo nivel de la jerarquía de la suboficialidad naval.
Su historia es la de una adolescente decidida, que le ayudó a formar su independencia y responsabilidad pese a los desafíos iniciales y las dudas de algunos miembros de su familia al tomar la decisión de ingresar a la Armada Nacional.
Determinación y desafíos
Desde su juventud todo tomaba rumbo a la cima que llevaría a la suboficial a convertirse en la primera mujer Jefe Técnico de Comando, ya que en su vida civil desde muy pequeña destacó su dedicación al ejercicio físico y al deporte, mientras que sus estudios la formaron como Técnico Laboral en Auxiliar de Enfermería.
Tras un logro cuyo destino la llevó a los confines del océano, en lugar de los pasillos de una institución policial al cual quería permanecer; la vida, aún le seguía demostrando que estaba hecha para grandes triunfos.
Una noticia llegó a su puerta sin esperar le daría un giro de 180° a su vida, al saber que la Armada estaba incorporando personal femenino. Su decisión de ingresar a la vida militar surgió como un desafío adolescente que desde el primer día demostró una determinación feroz, superando desafíos físicos y mentales con gracia y fortaleza.
A lo largo de los años, Enith ha enfrentado retos que pusieron a prueba tanto su resistencia física como su temple emocional. Desde los rigores del entrenamiento de buceo hasta los desafíos de conciliar su vida militar con su papel de madre y esposa, encontrando apoyo en su esposo, quien también es militar y la ha alentado con una célebre frase: “Vamos que tú puedes”, ya que cada obstáculo ha sido un peldaño de ascenso hacia la grandeza.
Mentora y guía
Como la primera mujer suboficial en obtener el curso de buceo en segunda clase, Enith ha allanado el camino para las mujeres en la Armada colombiana. Pero su influencia va más allá de sus logros personales. Como mentora y guía para las primeras mujeres suboficiales de la institución, Enith ha compartido su sabiduría y experiencia con generosidad, guiándolas a través de los desafíos únicos de la vida militar con compasión y empatía. Su dedicación para ayudar a otros a alcanzar su máximo potencial es un testimonio de su carácter y compromiso con el bienestar de sus compañeros y grumetes.
“En las instituciones militares hay mucho machismo, pero también mujeres valientes que desafían las normas de género para alcanzar sus metas”, dijo a EL HERALDO.
Un legado de servicio
Después de 25 años de servicio, Enith ha dejado una marca indeleble en la Armada Nacional. Su legado de excelencia y servicio será recordado por generaciones venideras, y su ejemplo continuará inspirando a otros a alcanzar nuevas alturas en sus propias vidas.
Enith Arlet Acosta Vergara no solo es una líder en la Armada, es un faro de esperanza y determinación en un mundo lleno de desafíos y adversidades, un recordatorio viviente de que el sacrificio y la determinación pueden abrir camino a grandes hazañas.
Su historia nos recuerda que el camino hacia el éxito está pavimentado con perseverancia, coraje y el apoyo inquebrantable de la familia.
Pese a su historia de superación y dedicación que ha puesto de relieve los desafíos que enfrentan las mujeres en un entorno militar tradicionalmente masculino, esta mujer oriunda de Cereté, Córdoba, es fuente inspiradora para muchas jóvenes que desean seguir sus pasos y perseguir sus sueños, a pesar de los obstáculos que puedan enfrentar debido a su género.
“Me siento muy alegre y satisfecha porque he hecho muchos esfuerzos y sacrificio, pero al final todo ha valido la pena. Este es un premio, he alcanzado algo grande que de pronto otros no han alcanzado porque no se lo han propuesto”, dijo Enith con voz de mando.
Su historia es un recordatorio poderoso de la importancia de la igualdad de género y la inclusión en todos los ámbitos de la sociedad, incluso en aquellos considerados tradicionalmente como de dominio masculino.