LA DEFORESTACIÓN Y LA REPRESA DEL RANCHERÍA
Colombia tiene una puerta de entrada que se proyecta al mar como un brazo tendido para darle la bienvenida a los que llegan del norte: La Guajira; sus tierras, en su extenso litoral, desde Camarones hasta Castilletes, son estériles. El constante soplo de los vientos alisios que alejan las brumas y por ende las lluvias, la falta de ríos, los soles caniculares que allí predominan y la elevada salinidad de sus mares, cuya in uencia cubre toda la península al ser llevada por las brisas, son factores que inciden para que el desierto no se detenga y siga su tránsito asolador hacia el sur de La Guajira y el departamento del Cesar.
La construcción de la represa del Ranchería, que ya se inauguró en su primera fase, con la construcción de la presa del Cercado y que tiene una capacidad de 190 millones de metros cúbicos de agua.
Pero, para dicha represa se necesita que se construya el distrito de riego de San Juan y del Ranchería, con 18.536 hectáreas y que solo con esto salvarían a La Guajira de morir deshidratada. Hacemos un llamado al presidente Petro para que la represa del Ranchería sea una realidad; no más pañitos de agua tibia, señor presidente.
Sumaría al patrimonio nacional más de 18 mil hectáreas en condiciones de producir trabajo y comida para miles de habitantes y que convertiría al Departamento en despensa nacional e internacional de alimentos; y habría generación de empleo en abundancia y que con la construcción de este distrito se bene ciarán aproximadamente 1.100 familias que hoy vegetan sin empleo y sin esperanza en medio de unas tierras que no producen nada por falta de agua.
Así mismo, la construcción de los dos distritos disminuirá el impacto ambiental de las explotaciones carboníferas, que ayudan a consolidar el desierto con su contaminante polvillo. Dejará de ser problema el suministro de agua para los acueductos de nueve municipios que hoy, donde los hay, funcionan en forma precaria y estacional.
La región recobrará su belleza, la ora engalanará sus praderas y los pueblos, arborizados y llenos de jardines, atraerán a los viajeros, lo que será un nuevo rubro que también dejará dividendos: El turismo. Vista de esta manera, la represa ya comienza a ser un espectáculo, el cual se convertirá en un sitio de pesca tecni cada y turismo, al sembrarle peces propiciará su reproducción y estimulará los deportes acuáticos.
Corpoguajira ha hecho ingentes esfuerzos en controlar la deforestación en La Guajira, pero esta continúa de manera amenazante para el medio ambiente y por ende amenaza la estabilidad de las nuevas generaciones de nuestro departamento. En n, hay que impedir la deforestación que arruina nuestros campos y exigirle más resultados no solo a la entidad rectora del medio ambiente, sino también a los 15 alcaldes que conforman el ente territorial en la península, para, juntos, detener el desierto y convertirnos en un departamento verde, lleno de esperanza, de alimentos, de paisajes y de empleo abundante. ¡Manos a la obra, pues!.