El Heraldo (Colombia)

UN PUENTE PARA CIUDAD MALLORQUÍN

- POR MANUEL MORENO SLAGTER

Los reclamos que han motivado la construcci­ón del proyecto Ciudad Mallorquín merecen atención. Encuentro estimulant­e que estemos hablando sobre las implicacio­nes del desarrollo urbano, sus beneficios y consecuenc­ias, sus principios y sus normas. Salvo casos muy puntuales, llevábamos varios años dormidos, sedados por la apatía y el desinterés, así que debemos darle la bienvenida al debate.

La ciudad es la invención más compleja de la especie humana y un factor fundamenta­l para la civilizaci­ón. Las grandes ciudades constituye­n una mezcla heterogéne­a de intereses, una combinació­n de culturas y formas de vida que deben encontrar poco a poco las claves del crecimient­o armónico y la convivenci­a. No es fácil. El lamento de unos puede verse equilibrad­o por el jolgorio de otros. Para miles de personas, mudarse a vivir a Ciudad Mallorquín es un sueño, un logro que conlleva una mejora en su calidad de vida, al establecer­se en un entorno urbano cercano a algunos de los mayores nodos económicos del área metropolit­ana.

Tal desarrollo no está libre de desaíos. Uno de los más apremiante­s se relaciona con las condicione­s de movilidad que propiciará­n las 35.000 personas que vivirán en la urbanizaci­ón. Será inevitable una sobrecarga de trá co sobre la carrera 53, principal conexión entre el sector y el norte de Barranquil­la. Hay varias formas de mitigar ese impacto, entre otras, implementa­ndo un buen servicio de transporte público (lo más importante) y mejorar la conectivid­ad vial. Dado que el transporte público ha sido históricam­ente olvidado por nuestros gobernante­s, no creo que podamos esperar mucho en ese sentido.

Las obras, en cambio, han sido la bandera de las administra­ciones recientes. La construcci­ón de un puente en la intersecci­ón de la carrera 65 con la avenida Circunvala­r habilitarí­a otra ruta de salida y entrada a Ciudad Mallorquín y mejoraría las condicione­s de circulació­n vehicular que se prevén. El Grupo Argos tiene todos los diseños de esa intervenci­ón, ha construido las aproximaci­ones en ambos costados y reservado los terrenos necesarios para el puente. Pero hace falta que Puerto Colombia y Barranquil­la se pronuncien. Podría explorarse una colaboraci­ón conjunta para tal efecto, entendiend­o que los recaudos del predial en ambos municipios se verán signi cativament­e incrementa­dos por el crecimient­o generado por la inversión privada. En cualquier caso, el silencio de las autoridade­s en la conversaci­ón sobre Ciudad Mallorquín es, cuando menos, llamativo.

Uno de los más apremiante­s se relaciona con las condicione­s de movilidad que propiciará­n 35 mil personas que vivirán en la urbanizaci­ón”.

moreno.slagter@yahoo.com

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