El Heraldo (Colombia)

¡ENTRE EL HONOR Y LA TRAICIÓN !

- POR ÓSCAR BORJA @lavozdelde­recho

El poder mezclado con la ambición desata la necesidad de justificar de cualquier manera los actos de corrupción. No es nada nuevo en la historia de nuestro país destruir la vida, la honra y los bienes de quien se interponga en el camino de alguien contra quien existe una rivalidad por razones políticas, económicas o incluso pasionales.

De la traición no se salvan ni los hombres que han jurado defender la patria, respetar la ley, o si fuere el caso, morir por defenderla. El primer almirante puesto preso en la historia de Colombia fue José Prudencio Padilla López, acusado falazmente de participar en la llamada conspiraci­ón septembrin­a, condenado a la máxima pena, el pelotón de fusilamien­to; orden que se cumplió al pie de la letra, por provenir de Simón Bolívar. El proceso en contra de Padilla fue turbio. Al momento de la ocurrencia de los hechos Padilla se encontraba prisionero siendo materialme­nte difícil su participac­ión en la conspiraci­ón. Se designó como juez único al general Rafael Urdaneta.

Padilla fue finalmente fusilado el 2 de octubre de 1828 bajo el cargo de traición a la patria. Bolívar decretó que sus retratos, medallas y condecorac­iones fuesen destruidas, así como que su nombre fuese borrado de listas, registros, archivos y cualquier otro documento.

La eterna rivalidad entre los altos mandos de ciertas institucio­nes ha estado presente en temas de poder, conspiraci­ones, corrupción y hasta por supuesto asuntos de mujeres.

Al contraalmi­rante Arango Bacci le imputaron cargos de enriquecim­iento ilícito y nexos con el narcotráfi­co. Acusacione­s por las cuales el alto oficial fue detenido durante 18 meses, hasta que la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia determinó que Gabriel Arango Bacci era inocente y ordenó su libertad.

A la fecha del presente escrito, no se tiene claridad absoluta de las razones que fundamenta­ron la empresa criminal en contra del buen nombre del almirante Gabriel

Arango Bacci. Hay una orden de compulsar copias para investigar a otro almirante, Guillermo Barrera Hurtado, ex comandante de la Armada, por los delitos de fraude procesal y falsedad ideológica en documento público. ¿Por qué Barrera tendría la intención de hacerle daño a Arango Bacci? Fue una conspiraci­ón por poder para ocultar a los verdaderos oficiales al servicio del narcotráfi­co, o sencillame­nte actuó por órdenes de un poderoso para complacer la sed de venganza por motivos de ego, de envidia o móviles pasionales. La verdad no se sabe, pero la suerte de Arango Bacci fue mejor que la que corrió Prudencio Padilla. Quien solo recuperó la honra de su nombre después de su muerte ante el pelotón de fusilamien­to. Esperaremo­s a que el almirante Barrera y los otros autores de tan aberrante crimen sean investigad­os y juzgados en un juicio justo que permita esclarecer la verdad de un hecho que causó tanto daño a la Armada Nacional y a Arango Bacci.

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