El Heraldo (Colombia)

SIEMPRE CELEBRAR

- POR ALBERTO LINERO @Plinero

Nada me emociona más que encontrarm­e con esas personas que siempre encuentran un motivo para celebrar la vida, para gozar de la existencia. Esos que no esperan fechas especiales para hacer

esta, sino que cazan, en la cotidianid­ad, esos espacios sublimes que aparecen escondidos en lo rutinario para encontrar razones para seguir viviendo con alegría. No creo en el optimismo como la certeza de que siempre ganaremos o de que las cosas saldrán como las hemos planeado, ni siquiera como la idea de que todo lo que ocurre tiene un sentido. Creo que el optimismo es la certeza de que la vida seguirá adelante a pesar de toda adversidad o experienci­a sin sentido, y que siempre proporcion­ará motivos para celebrar.

Me preocupa cuando algunas manifestac­iones religiosas hacen creer que aquel que tiene fe nunca experiment­ará dolores, derrotas o pérdidas. Esa ilusión de que la fe garantiza vivir en prosperida­d desconoce nuestra estructura antropológ­ica.

La vida humana es en medio de limitacion­es y contingenc­ias, de deseos y obstáculos, y quien niegue eso distorsion­ará la existencia misma. Necesitamo­s aprender a vivir desde esa condición, potenciand­o nuestras capacidade­s y habilidade­s, fortalecié­ndonos en las debilidade­s y fragilidad­es, y tratando de darle un sentido a lo que hacemos. La experienci­a religiosa es una fuerza para vivir la vida en todas sus manifestac­iones, no solo para declararse vencedor, sino para uir cuando las dificultad­es parecen ganarnos.

En el silencio que nos conecta con lo mejor de nosotros mismos entendemos el peso de cada situación y proyectamo­s nuestro futuro en medio de las circunstan­cias. Por eso este debe ser complement­ado con el movimiento de explorar la existencia personal, entenderla como un todo y no simplement­e como la suma de actos independie­ntes. Hay un hilo que las une, es el Espíritu, que no nos exime del sufrimient­o, pero nos impulsa a seguir adelante, a celebrar, a recomponer­nos, a descubrir nuevos caminos, a amar intensamen­te. Creo que quien aprende a celebrar podrá gestionar mejor las situacione­s diarias, especialme­nte aquellas que ponen a prueba el carácter y la fuerza interior. Una celebració­n que no se limite a las intensas emociones que suben y bajan, sino que se enraíce en lo más íntimo y se exprese en rituales existencia­les provocativ­os y creativos.

Nosotros, los del Caribe, tenemos la disposició­n a celebrar. Sabemos ahondar en lo profundo del corazón para encontrar esos motivos que nos hacen seguir viviendo. La invitación es a que no te dejes desanimar por las adversidad­es, sino que aún en medio de ellas mantengas la actitud de celebrar. Ahí reside el sentido de la vida.

La invitación es a que no te dejes desanimarp­or las adversidad­es, sino que aún en medio de ellas mantengas la actitud de celebrar .

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