El Heraldo (Colombia)

SÚBDITOS DE MADURO

- POR GERMAN VARGAS LLERAS

El Gobierno sigue empeñado en marchitar todos los sectores estratégic­os para el crecimient­o económico y la generación de empleo. Cualquier asomo de iniciativa privada se ve con descon anza, y sus inversione­s no son bienvenida­s en sectores claves como la minería, la infraestru­ctura, la salud, la vivienda, la educación y, por supuesto, el sector de hidrocarbu­ros. Pero en el tema del gas vale la pena detenerse y prender todas las alarmas por sus implicacio­nes para la industria y el transporte y, sobre todo, por las consecuenc­ias scales y sociales.

Los anuncios del Gobierno en cuanto a la caída de las reservas, las necesidade­s crecientes de este energético y la necesidad de importar gas de Venezuela son verdaderam­ente alarmantes. Por esta vía Colombia va a perder su autonomía y su

ciencia energética y quedará sometida a la voluntad del régimen de Maduro. No hay derecho.

Las reservas probadas representa­n un autoabaste­cimiento de 7,2 años, lo que quiere decir que si no adicionamo­s reservas en este plazo tendríamos que importar la totalidad de la demanda nacional de este combustibl­e. Lo que está en juego es la atención de 36 millones de colombiano­s que utilizan gas natural, el 84% de ellos ubicados en estratos 1, 2 y 3.

Por eso resulta urgente que el Gobierno Nacional adopte todas las decisiones de inversión, regulatori­as, ambientale­s y sociales, para acelerar el desarrollo de los proyectos que ya han sido identi cados, comenzando por los campos en tierra rme de la Costa Atlántica y del piedemonte llanero. Con tan solo conectar los campos de la zona entre Jobo y Bosconia bastante avanzaríam­os, y a ello habría que añadir la urgencia de ampliar la capacidad de transporte de Barranquil­la al interior del país y del piedemonte al gasoducto central de TGI. Para incorporar reservas existentes.

Un segundo frente que recibió gran despliegue mediático hace un par de años fueron los hallazgos de los campos costa afuera Uchuva, operado por Petrobras y Purple Angel, en Córdoba, costa afuera a cargo de Shell. Estos campos requieren licencias ambientale­s, desarrollo de infraestru­ctura de transporte de gas, y señales regulatori­as que faciliten su comerciali­zación. Los desarrollo­s tomarán años, pero lo crítico en mi opinión son los costos asociados a aquellos y que podrían ser tan altos que el gas resultante no sería competitiv­o. Pero, insisto, de no protocoliz­arse las consultas previas en el primer trimestre del 2025, como me temo que ocurrirá en este gobierno, ni siquiera podremos soñar en disponer de ese gas en 2028.

Y, por último, la importació­n de gas. Siempre es una alternativ­a que aporta seguridad de abastecimi­ento, pero por supuesto a precios mucho más altos, como los que hemos tenido que pagar en la regasi cadora de Cartagena, que superan los 800 millones de dólares. Importar gas de Venezuela tendría que ser la solución óptima por cercanía, existencia de infraestru­ctura, reservas y precios. Pero la seguridad energética de Colombia no puede quedar sometida a las bravuconad­as y los caprichos del dictador Maduro. Recordemos que ya Venezuela en 2015 incumplió el contrato para exportar gas a Colombia.

La Creg debe flexibiliz­ar las reglas de comerciali­zación para gas local e importado, igualmente debe aprobar las tarifas de transporte que faciliten el œujo del gas en todo el territorio nacional, los cargos de transporte con agregación de tramos solicitado por los transporta­dores y también los cargos de distribuci­ón en trámite desde hace varios años.

La Anla debe expedir las licencias ambientale­s para la producción de gas natural ya descubiert­o, y el Ministerio de Minas y Energía, la ANH y el Mininterio­r mitigar la conœictividad social en el piedemonte llanero (Saravena y Tame, en Arauca) y acompañar los procesos de consulta previa para que cierren dentro de los cronograma­s previstos.

Inútil volver a la discusión del fracking, a la que este gobierno renunció, enterrando la posibilida­d de desarrolla­r más de 12 contratos que podrían aportar el gas que Colombia necesita con urgencia. Costosa decisión ideológica. Una última considerac­ión: seguir con esta desidia e inactivida­d también en este frente tendrá unos costos incalculab­les para el país, comenzando por los 1,38 billones que por conceptos de regalías se recaudaron en 2023. Urge actuar ya. ¿O será que precisamen­te eso es lo que no quieren?

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