El Heraldo (Colombia)

VENTANA AL VACÍO

- POR REMBERTO BURGOS @Rembertobu­rgose

El accidente cerebral isquémico es una de las causas más altas de complicaci­ones: una mortalidad elevada asociada con la aparición del edema cerebral maligno. Es una condición médica grave que ocurre cuando el œujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o reduce, privando al tejido cerebral de oxígeno y nutrientes esenciales. En aquellos de la cerebral media hay un área grande comprometi­da y el efecto de masa se extiende al tejido vecino. Hay depleción de los metabolito­s para las neuronas y entre estos el ATP con alteracion­es en la bomba de sodio y calcio. Existe daño de la vasculatur­a cerebral y se lesiona además la integridad de la barrera hematoence­fálica. Los mecanismos de regulación alterados llevan a la producción de hernia transtento­rial desencaden­ando importante riesgo en la sobrevida del paciente. La craniectom­ía aparece como una ventana salvadora, precoz, debe hacerse un colgajo fronto-temporo-parietal de 15 cm asociado a una expansible duroplasti­a. Es una emergencia médica.

Los eventos isquémicos de la arteria cerebral media se presentan en un 10% y pueden llevar al paciente a la muerte. Especialme­nte cuando aparece el edema cerebral maligno constituid­o por dos mecanismos propios de la reacción al insulto vascular. A las 48 horas aparece el edema citotóxico y a los 5 días se asocia con el edema de tipo vasogénico. Estos dos componente­s aumentan la presión intracrane­al, se altera el mecanismo de compensaci­ón y el paciente desarrolla severos daños neurológic­os o a la muerte.

La revisión Cochrane publicada hace dos años, clara: se escogieron 513 pacientes (grupo quirúrgico y médico) y la conclusión sabia dice que mejora los desenlaces en el edema cerebral maligno incluyendo una reducción considerab­le de la muerte o discapacid­ad grave tres elementos claves en la selección de los pacientes: edad menor de 60 años, tiempo no mayor de 72 horas y evolución posterior. Los pacientes de mayor edad tuvieron un pronóstico complicado. Lo alarmante es que la funcionali­dad del paciente no se modi ca con o sin cirugía: los resultados clínicos permanecen sin variación. Entra en discusión también la lateralida­d del ACV.

El per l de estos enfermos: hipertenso­s, diabéticos, alcohol y obesos. Estos erosivamen­te van incubando el ACV hasta que se presente. Si existe una arritmia o patología cardiaca asociada peor. Tiene una comorbilid­ad importante. Además, algunos cursan con un tumor y esto, aunque esté controlado, infiuye en forma signi cativa el curso de la enfermedad.

La localizaci­ón es básica; no puede ser lo mismo un ACV en hemisferio no dominante que una lesión de la cerebral media donde está localizada el área del lenguaje y motora. Con precaución y sabiendo que la funcionali­dad no mejora es complicado la indicación de operar en hemisferio dominante. Sabemos que la mortalidad al nalizar la primera semana alcanza el 80% a pesar de que se hagan todas las medidas y terapéutic­as en UCI. Qué hacer con los mayores de 60 años ¿No hay duda de que la mortalidad desciende (DESTINITY II), del 70% al 20%, pero qué sucede con los pacientes que tienen otras lesiones? Por ejemplo, si hay un cáncer trabajando silenciosa­mente. ¿Cómo evaluamos la calidad funcional en un paciente mayor de 60 años que está afásico y plejico? Muy embarazosa esta situación neurológic­a pronostica­da. Además, los pacientes intervenid­os tienen más cantidad de complicaci­ones que los no operados. No olvidar que este procedimie­nto lleva riesgos: infección, hemorragia, convulsion­es e hidrocefal­ia con síndrome del colgajo vacío.

Infartos malignos con extensas lesiones en la arteria cerebral media cursan con una mortalidad alta a pesar de todas las medidas terapéutic­as. La craniectom­ía descompres­iva y la duroplasti­a, cuando seguimos el protocolo estricto tiene muy buenos resultados en cuanto a superviven­cia, pero no cambia la funcionali­dad del enfermo. De 29% a 78% es el aumento en la superviven­cia, esta informació­n se debe suministra­r a la familia. Funciona bien en los menores de 60 años. Para los mayores hay muchos reparos y especialme­nte cuando su calidad funcional no se modi ca. El pronóstico del ACV tiene estrecha relación con la edad del enfermo y en los pacientes mayores, con mayor razón, si su estado neurológic­o no se modi ca. La decisión debe ser individual.

Sabemos que la mortalidad en la primera semana alcanza el 80% a pesar de que se hagan todas las medidas y terapéutic­as en UCI”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia