¡SEÑOR COMANDANTE, AYÚDENOS!
Señor comandante de la Policía del Departamento del Atlántico. Con el mayor respeto y consideración lo saludamos y le damos la bienvenida porque está recién nombrado aquí. Pero estamos, los ciudadanos, desilusionados, desorientados, nos sentimos abandonados en una petición que es la unánime y que para evitar posibles inmediatas tragedias hemos urgido una acción de la Policía sin ser escuchados, leídos. Otros distinguidos columnistas de la ciudad se han referido al tema, nosotros llevamos cuatro columnas sobre el particular y nada, noticieros de televisión, de la radio igualmente sin resultado. ¿Por qué? No sabemos qué genera esta indiferencia, desinterés, falta de órdenes e impulso
Ya se volvió costumbre en cualquier barrio de la ciudad que motociclistas, bicicletas, patinetas, chazas, vendedores ambulantes y domiciliarios se monten en los andenes en medio de las personas para ahorrar gasolina o llegar más rápido. Hasta el momento hubo accidentes menores, pero pronto llegarán los trágicos. Nosotros personalmente hemos presenciado tres en los últimos seis meses. A una anciana que cayó el suelo, a un niño que alcanzó a lastimarse, y a un señor de apellido Herrera, quien dijo ser su funcionario de Distrito, fuertemente golpeado.
La última vez en las narices de tres policías adolescentes que conversaban en una acera dos motocicletas, casi rozándonos, pasaron raudas sobre el andén. Ni se mosquean. Se los dije y ni siquiera nos contestaron. Creemos desde estas columnas que usted como nuevo comandante puede instruir a sus agentes a que no solamente actúen con rapidez, sino que llamen a una patrulla enseguida para retener el vehículo infractor. Lo mismo con estos conductores en contravía en calles y avenidas.
El código de tránsito lo permite y la libertad de locomoción del ciudadano en sus traslados es parte del Régimen de Policía Municipal. No esperemos señor comandante que llegue la primera tragedia para entonces proceder. Los adolescentes policías nuevos apostados en las esquinas deben servir para algo más que conversar entre ellos. Aquí no se puede esperar una víctima para reaccionar. Y con toda franqueza nos permitimos manifestarle dentro del gran respeto que no comprendemos la inercia de la policía de tránsito que se la pasan hablando por el celular mientras que frente a ellos los trancones, la congestión, el mal parqueo, las violaciones al código respectivo se suceden y no hay reacción alguna. Sabemos que a falta de agentes no se alcanzan a cubrir las necesidades, pero ustedes tienen que inventarse dónde está la solución porque son el estamento constitucional creado para la protección del ciudadano. Excúseme la franqueza, pero usted llega precedido de una gran hoja de vida y ejecutoria en otros lugares. Esto nos alienta a pedirle que nos ayude y que sus fuerzas policivas nos protejan.
El código de tránsito lo permite y la libertad de locomoción del ciudadano en sus traslados es parte del Régimen de Policía Municipal”.