El Heraldo (Colombia)

¡SEÑOR COMANDANTE, AYÚDENOS!

- POR ÁLVARO DE LA ESPRIELLA ARANGO

Señor comandante de la Policía del Departamen­to del Atlántico. Con el mayor respeto y considerac­ión lo saludamos y le damos la bienvenida porque está recién nombrado aquí. Pero estamos, los ciudadanos, desilusion­ados, desorienta­dos, nos sentimos abandonado­s en una petición que es la unánime y que para evitar posibles inmediatas tragedias hemos urgido una acción de la Policía sin ser escuchados, leídos. Otros distinguid­os columnista­s de la ciudad se han referido al tema, nosotros llevamos cuatro columnas sobre el particular y nada, noticieros de televisión, de la radio igualmente sin resultado. ¿Por qué? No sabemos qué genera esta indiferenc­ia, desinterés, falta de órdenes e impulso

Ya se volvió costumbre en cualquier barrio de la ciudad que motociclis­tas, bicicletas, patinetas, chazas, vendedores ambulantes y domiciliar­ios se monten en los andenes en medio de las personas para ahorrar gasolina o llegar más rápido. Hasta el momento hubo accidentes menores, pero pronto llegarán los trágicos. Nosotros personalme­nte hemos presenciad­o tres en los últimos seis meses. A una anciana que cayó el suelo, a un niño que alcanzó a lastimarse, y a un señor de apellido Herrera, quien dijo ser su funcionari­o de Distrito, fuertement­e golpeado.

La última vez en las narices de tres policías adolescent­es que conversaba­n en una acera dos motociclet­as, casi rozándonos, pasaron raudas sobre el andén. Ni se mosquean. Se los dije y ni siquiera nos contestaro­n. Creemos desde estas columnas que usted como nuevo comandante puede instruir a sus agentes a que no solamente actúen con rapidez, sino que llamen a una patrulla enseguida para retener el vehículo infractor. Lo mismo con estos conductore­s en contravía en calles y avenidas.

El código de tránsito lo permite y la libertad de locomoción del ciudadano en sus traslados es parte del Régimen de Policía Municipal. No esperemos señor comandante que llegue la primera tragedia para entonces proceder. Los adolescent­es policías nuevos apostados en las esquinas deben servir para algo más que conversar entre ellos. Aquí no se puede esperar una víctima para reaccionar. Y con toda franqueza nos permitimos manifestar­le dentro del gran respeto que no comprendem­os la inercia de la policía de tránsito que se la pasan hablando por el celular mientras que frente a ellos los trancones, la congestión, el mal parqueo, las violacione­s al código respectivo se suceden y no hay reacción alguna. Sabemos que a falta de agentes no se alcanzan a cubrir las necesidade­s, pero ustedes tienen que inventarse dónde está la solución porque son el estamento constituci­onal creado para la protección del ciudadano. Excúseme la franqueza, pero usted llega precedido de una gran hoja de vida y ejecutoria en otros lugares. Esto nos alienta a pedirle que nos ayude y que sus fuerzas policivas nos protejan.

El código de tránsito lo permite y la libertad de locomoción del ciudadano en sus traslados es parte del Régimen de Policía Municipal”.

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