El Heraldo (Colombia)

CONTROLAR EL CABILDEO

- POR MANUEL MORENO SLAGTER moreno.slagter@yahoo.com

El cabildeo, o lobby, es una práctica inherente al entorno político. Su definición comprende cualquier intento de un grupo de interés por in uenciar las decisiones del Gobierno, usualmente mediante proposicio­nes o ajustes a leyes y normas que los bene cien. En una democracia fuerte, esta costumbre puede fortalecer la calidad de las políticas públicas, además de fomentar el debate y la libertad de expresión. Lo malo es que eso no siempre es así, y si no están vigentes unas salvaguard­as apropiadas, el cabildeo desmedido puede minar la con anza en las institucio­nes públicas y terminar favorecien­do a quienes tienen poder económico, en contra del bien común.

A veces el cabildeo cuesta vidas. Los problemas que actualment­e enfrenta Boeing, la principal empresa aeronáutic­a de los Estados Unidos, han vuelto a centrar el foco sobre sus tácticas y estrategia­s para lograr el favor de los legislador­es. Antes de los dos catastró cos accidentes de sus nuevos 737 8 Max, en el 2019 y el 2020, Boeing había logrado la aprobación de una serie de leyes que disminuían el papel del Gobierno en el proceso de aprobación del diseño de nuevas aeronaves. Unas medidas que la Administra­ción Federal de Aviación (FAA, el ente que, entre otras cosas, se encarga de asegurar la calidad de la aviación civil), había advertido que “no eran lo mejor para la seguridad”. Vale la pena recordar que esos dos accidentes no fueron causados por errores humanos, sino por un software defectuoso que había sido instalado sin el conocimien­to de los reguladore­s –FAA– y que tampoco se mencionaba como correspond­ía en el manual de vuelo de las naves.

También ha sido divulgado que una parte de los salarios que reciben los funcionari­os de la FAA son pagados por Boeing, que, además, tiene la potestad de hacer recomendac­iones sobre las remuneraci­ones que reciben dichos funcionari­os. Es decir, por medio de su gran influencia sobre el poder público, Boeing fue poco a poco ganando un dominio significat­ivo sobre las decisiones concernien­tes a la seguridad aérea, propiciand­o un escenario de libertad de controles que eventualme­nte causó 346 víctimas mortales.

En Colombia no nos libramos de esos fenómenos. Hemos aceptado que quienes aportan dinero a las campañas luego vean compensado su apoyo mediante significat­ivos contratos, y que, en algunos casos, fabriquen leyes a su medida. Ha pasado desde siempre y probableme­nte seguirá pasando. Como lo mencioné anteriorme­nte, lo malo no es el cabildeo como práctica, lo malo es que se salga de control o que se limite a ser un intercambi­o monetario. En ese sentido, me temo que nuestra regulación todavía se queda corta.

Lo dije anteriorme­nte. Lo malono es el cabildeo como práctica, lo malo es que se salga de control ose limi tea serun inter cambio monetario”.

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