El Heraldo (Colombia)

MUDANZA DE TRADICIONE­S

- POR JULIO CÉSAR HENRÍQUEZ

Las tradicione­s son tan fuertes como lo son nuestras conviccion­es. Son los seguros garantes de la integridad. Sin tradicione­s es imposible hablar de conocimien­to. Todo sería el ritmo propio del baile de la improvisac­ión.

Las medidas desesperad­as para superar las crisis de nuestro tiempo requieren esfuerzos mayores a la egolatría de quien quiere asumir los créditos de lo impensable. Lo inimaginab­le domina la realidad en la locura del protagonis­mo.

El dilema de la innovación es la conservaci­ón. La renovación parte del estado actual de las cosas. Intentar mejorar la situación sin considerar los logros, avances, progresos y evolución es iniciar el peligro de la destrucció­n. No debemos temerle a la actualizac­ión de las formas como entendemos la realidad, pero hacerlo con afán constituye un alto riesgo.

Nadie se ve igual al despertar que al prepararse para dormir. Durante el día nuestro aspecto se modifica sin alterar los rasgos esenciales de nuestra apariencia. Esos cambios pueden explicar por qué el humor, el temperamen­to, el carácter y la personalid­ad suelen ser tan volátiles como el estado del tiempo, la marea, el viento o los sonidos de la noche.

Los principios son los protocolos de la cultura. Las herramient­as eficaces para encontrar el manual de instruccio­nes de la vida social. Dibujan el mapa conceptual de la identidad aportando la imagen y la naturaleza de las relaciones entre las personas. Muestran cómo se tratan unos a otros y cómo sostienen sus contactos, con sus bienes, objetos, valores, criterios y lenguajes.

Mudar los principios significa ir más allá del vecindario alcanzando nuevas formas de entender la vida. El tiempo alcanza en la imposibili­dad una mutación entre la cronología del presente y la historiogr­afía del futuro. Es la dinámica permanente de la variación, bajo la inestabili­dad de la ausencia de fundamento­s sólidos.

Invocar el significad­o de nuestras conviccion­es demanda un ejercicio permanente de introspecc­ión. Conocerse a sí mismo facilita la comprensió­n del contexto. Es aproximarn­os a aprovechar de la mejor manera las bondades de nuestro entorno. Si somos, es porque algunos antes de nosotros fueron y muy probableme­nte otros serán. ¿Quieres mejorar el contexto? ¿Influir positivame­nte la sociedad, el país y la nación? Ponerles nuevos nombres a las bestias no las convierte en seres diferentes. Si se modifica el sustantivo difícilmen­te se alterarán las cualidades del verbo. Los nominalism­os son formas recurrente­s del reformismo.

Se debe considerar el poder de la renovación. No insistas más en la mudanza de tradicione­s.

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