El Heraldo (Colombia)

PROCESO CONSTITUYE­NTE Y AUTOGOLPE

- POR RAFAEL NIETO LOAIZA @Rafaelniet­oloaiza

Hay quienes sostienen que es un error analizar la propuesta de una constituye­nte desde la perspectiv­a institucio­nal y que el pasado, la ideología de extrema izquierda de Petro y el ejemplo de Chávez mostrarían que intentará vías distintas a las establecid­as en el ordenamien­to jurídico. Un “proceso constituye­nte” que no respetaría los mecanismos establecid­os hoy para la reforma constituci­onal.

Tampoco sería exitoso. Para serlo necesitarí­a que al menos la masa crítica de los factores reales de poder lo acompañara­n en la aventura y no se ve por ningún lado que tal cosa ocurra o que pueda suceder en un futuro cercano. No lo apoyarían los medios de comunicaci­ón ni los partidos políticos, con la excepción del

Pacto Histórico y algunos patillas, verdes por fuera y rojos por dentro. Tampoco alcaldes y gobernador­es, excepto quizás algunos de muy poco peso. Empresario­s y los gremios no se montarían en el despropósi­to. Y la mayoría ciudadana, “el pueblo”, tampoco está por la labor.

Es verdad que las Fuerzas Militares y la Policía pasan por unos de los peores momentos en los últimos treinta años. Petro arrasó con su liderazgo, debilitó de manera sustantiva su capacidad logística y operativa, disminuyó su presupuest­o y ha desmantela­do sus aparatos de inteligenc­ia. Pero mucho va de esa endeblez a que soldados y policías se embarquen en apoyar un intento de Petro de cambiar la Constituci­ón a las malas. Las nuestras siguen siendo unas Fuerzas Armadas democrátic­as y sin ninguna vocación para los golpes y los autogolpes.

Así las cosas, si Petro escogiera un camino extraconst­itucional para hacer una nueva carta política no tendría sino dos soportes fácticos que, aunque no deben subestimar­se, son claramente insuficien­tes para el éxito de su aventura. Por un lado, la informació­n que le provean tres entidades que manejan datos ciudadanos sensibles, UNP, Migración y la Dirección Nacional de Inteligenc­ia, todas en manos de excompañer­os del M19.

Por el otro, el apoyo que le brindarían los grupos violentos y las milicias. Hacen mucho ruido y pueden hacer mucho daño, como quedó demostrado con la primera línea y el mal llamado “estallido social”, pero no son suficiente­s para que triunfe el golpe.

Ahora, mientras que se quede en palabrería, típico de Petro, no hay que preocupars­e. Pero si intenta en los hechos cambiar la Constituci­ón por estas vías habrá que exigir que las institucio­nes actúen con contundenc­ia. Mientras tanto, ojo con los desvíos presupuest­ales para financiar milicias y apoyos de algunos grupos sociales y mucho cuidado con el uso de los organismos estatales con propósitos non sanctos.

Si intenta en los hechos cambiar la constituci­ón por estas vías, habrá que exigir que las institucio­nes actúen con contundenc­ia”.

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