El Heraldo (Colombia)

25 años caminando hacia la fe desde el Santuario Nuestra Señora del Morro

El lugar sagrado celebra sus bodas de plata este 2024. La comunidad profesa su gratitud hacia este recinto que ha sido testigo de historias de fe y ha contribuid­o a elevar la espiritual­idad de los feligreses.

- POR KEYLA OSPINO VARGAS @keylaospin­ov

Sobre la vía al mar, a 30 kilómetros de Barranquil­la, al frente de Puerto Velero, un grupo de devotos suele congregars­e al pie de la montaña listos para emprender un viaje espiritual y físico que les lleva hacia las alturas del Santuario Mariano Nuestra Señora del Morro.

Desde las 6:00 a. m. de cada sábado, con la cálida brisa del amanecer, los peregrinos se preparan para un recorrido que les permite abrazar la naturaleza y la fe con cada paso que dan. El reto es considerab­le: 1.5 kilómetros de ascenso, una prueba de resistenci­a tanto física como espiritual.

Custodiado por la imponente figura de Nuestra Señora del Morro, se alza en la cima, como un símbolo de esperanza y consuelo para aquellos que buscaban la paz en medio de las adversidad­es terrenales. Desde su reconocimi­ento como santuario arquidioce­sano en mayo de 2008, por manos del venerable cardenal monseñor Rubén Salazar Gómez, este lugar había adquirido una relevancia aún mayor, atrayendo a miles de peregrinos y turistas cada año.

Hoy, María Elvis González celebra la existencia del lugar impregnado de historia y espiritual­idad que ha marcado la vida de muchos fieles a lo largo de sus 25 años de existencia.

Desde el año 2000, María Elvis ha asistido constantem­ente al Santuario. Es decir, casi que prácticame­nte desde que el lugar fue inaugurado. Allí, ha encontrado refugio para fortalecer su fe, que en algún momento se encontraba debilitada.

“Encontré en esas catequesis, en ese andar, en ese peregrinaj­e, eso que tanto yo anhelaba y buscaba, lo encontré, lo encontré en este sitio, el cual cuando frecuento empiezo a sentir esa paz interior que me lleva a encontrarm­e con la santísima virgen y meditar, escuchar la palabra”.

Un deseo genuino

Si hay alguien que ha dejado una marca indeleble en la historia religiosa del Atlántico ese es monseñor Víctor Tamayo, quien durante un viaje en el período 1996-1997 a Roma le nació el deseo genuino de construir un santuario dedicado a la madre de Dios en la Arquidióce­sis de Barranquil­la.

A mediados de 1998, dos jóvenes bogotanas, Diana Carolina Quiroga y Lina María Albarracín, son invitadas a Barranquil­la a promover el rezo del santo rosario y expresan el deseo de la Virgen María que se construya un santuario cerca al mar y describen con detalles el lugar donde debe ser levantado.

En 1999, el padre Víctor Tamayo acompañó a Eugenio Díaz Peris a su finca ‘La Pintada’, en el Corregimie­nto del Morro, coincidien­do con la descripció­n de jóvenes visionaria­s. Ese mismo año, empresario­s de Barranquil­la (Alfredo Tcherassi, Julio Gerlein, Daniel J. Fernández y Christian Daes) donaron el terreno donde hoy se encuentra el santuario.

Gracias a esa ayuda conjunta, María Elvis González contempla un lugar en el que ha vivido una experienci­a que va más allá de la búsqueda personal; ha sido inspirada a servir a otros, dedi

cando muchos años de su vida al servicio en este santuario.

Para ella se ha convertido en un espacio de conexión con lo divino, donde la naturaleza y la espiritual­idad se entrelazan para ofrecer un ambiente propicio que logra fomentar el cambio y la renovación interior.

“Sirvo en este lugar desde hace muchos años. Y por eso es que para mí el santuario ha sido ese lugar de privilegio, de encuentro con nuestra madre celestial, ese lugar propicio para la conexión entre lo creado por Dios, esa naturaleza que se siente y a través de esto que se vive en este lugar podemos experiment­ar nuestras vidas”, manifestó.

Un aprendizaj­e constante

El 21 de noviembre de 2020, en el contexto de la reapertura del santuario, después de varios meses de estar cerrado por el confinamie­nto, monseñor Pablo Salas nombra al sacerdote Jaider Lázaro Avendaño como el primer rector de este santuario.

Con más de dos décadas de existencia, el santuario ha sido testigo de la llegada de un nuevo líder, quien asumió la responsabi­lidad de construir y fortalecer su identidad espiritual. Para este sacerdote, cuya dedicación ha sido fundamenta­l, la experienci­a ha sido verdaderam­ente enriqueced­ora.

“Ha sido un reto construir la identidad del santuario, sostener lo que ya se tenía y proyectar nuevos horizontes. Ha sido la verdadera experienci­a de aprendizaj­e”, comparte con humildad el sacerdote, reflejando el compromiso y la pasión que ha dedicado a esta labor.

En un inicio, su formación no lo preparó para estar al frente de un Santuario, sino para dirigir una parroquia. Sin embargo, esta oportunida­d única le ha brindado la oportunida­d de conocer personas, liderar procesos y ver sus ideas materializ­arse en la realidad, una experienci­a que considera sumamente gratifican­te.

Pero, ¿cuál es la verdadera identidad del santuario? Ante esta pregunta, el padre nos revela la esencia de este lugar de peregrinac­ión y espiritual­idad.

“Los santuarios siempre son lugares de encuentro con el Señor desde la piedad popular, y en este caso concreto desde la espiritual­idad mariana”.

Un encuentro con la fe

En las profundida­des de la devoción, entre los cenáculos donde la fe se forja y se eleva, se encuentra una historia de creencia y manifestac­iones divinas. Carlos Brochero es un laico que comparte su testimonio de gratitud y fe en la intercesió­n de la Virgen María en su vida.

“Antes de comenzar a asistir al Morro, encontraba refugio en los cenáculos, donde la presencia de la Virgen María se hacía tangible en cada rezo. Esos encuentros, donde la comunidad se unía en rosarios fervorosos, eran para mí una ventana hacia lo divino”.

Entre los muros de la fe, Brochero alzaba sus plegarias con la convicción de quien confía en la guía celestial.

“La casa en la cual vivo me la regaló Dios y la Virgen María, en un cenáculo yo le pedí: virgencita, quiero construir mi casa para mi familia. Yo soy ingeniero civil, y la Virgen me concedió poder construir mi casa, que hoy es una realidad”.

Reconoce que no solo en los momentos de alegría y prosperida­d se encuentra la esencia de la fe, sino también en los momentos de adversidad.

“He pasado en El Morro ante los pies de ella, me arrodillo, le he pedido a veces cuando hay dificultad­es, todos tenemos dificultad­es, le he pedido que me ayude, y la Virgen me lo ha concedido”.

Abrir el corazón

La celebració­n de los sacramento­s y la creación de un ambiente de silencio y reflexión son pilares fundamenta­les de la identidad del santuario, donde los fieles encuentran un espacio para la interiorid­ad y el encuentro con lo divino.

“Es bonito uno estar en El Morro y encontrar esos fieles de las diferentes parroquias, de las diferentes comunidade­s, de los diferentes movimiento­s. Es decir, es un lugar de encuentro de esa diversidad eclesial que nosotros tenemos aquí en Barranquil­la”, manifestó el padre Jaider Lázaro.

En medio del ajetreo diario y las preocupaci­ones terrenales, surge un llamado a abrir los corazones y embarcarse en un viaje espiritual hacia la transforma­ción. Con un fervor inspirador, María Elvis González invita a explorar un lugar de profunda significan­cia, donde la conexión con lo divino puede transforma­r vidas.

“Abre tu corazón, visita este lugar, te invito a que visites el lugar santo, sagrado, el cual puede transforma­r nuestras vidas. Mi vida se transformó a través del servicio, a través de las catequesis que se reciben en este lugar de la conectivid­ad”.

Para aquellos que buscan un camino hacia la renovación y el crecimient­o espiritual, el lugar se presenta como un santuario de posibilida­des infinitas. Además, logra ofrecer un respiro para el alma cansada y un bálsamo para los corazones que se mantienen afligidos.

“Los santuarios son lugares de encuentro con el Señor y en este caso de la espiritual­idad mariana”. Jaider Lázaro Padre y rector del Santuario

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| Fotos Archivo y cortesía El Santuario Nuestra Señora del Morro atrae a miles de peregrinos y turistas cada año que se embarcan en este viaje hacia la espiritual­idad.
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 ?? ?? El sacerdote Jaider Lázaro Avendaño es el primer rector de este santuario, quien reconoce que ha sido un reto construir la identidad del lugar, sostener lo que ya se tenía y proyectar nuevos horizontes.
El sacerdote Jaider Lázaro Avendaño es el primer rector de este santuario, quien reconoce que ha sido un reto construir la identidad del lugar, sostener lo que ya se tenía y proyectar nuevos horizontes.
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