El Heraldo (Colombia)

CONSTITUYE­NTE YA

- POR GERMÁN VARGAS LLERAS @German_vargas

Yo, al contrario de lo que piensan tantos analistas y constituci­onalistas que opinan que la constituye­nte es un despropósi­to, creo necesario tomarle la palabra a Petro para desenmasca­rar los verdaderos propósitos de este gobierno cuando permanente­mente amenaza al Congreso y a la sociedad con su convocator­ia.

Que quede claro que una asamblea constituye­nte no es necesaria para impulsar ninguno de los temas que ha señalado Petro. Como bien lo ha dicho el expresiden­te Santos, no lo es para implementa­r el acuerdo de paz, pues allí lo que ha faltado es voluntad política. Para impulsar la reforma agraria tampoco, pues desde el primer día ganaderos y agricultor­es ofrecieron toda su colaboraci­ón para este propósito. Nuevamente lo que aquí ha faltado es capacidad administra­tiva.

Y qué tal una constituye­nte para solucionar el problema de las drogas, cuando este gobierno lo único que ha demostrado es su total falta de compromiso para combatir a las organizaci­ones criminales y para erradicar los cultivos ilícitos. ¿Una constituye­nte para garantizar salud, pensiones y acceso al agua? Será más bien para sustituir un Congreso que se ha negado a actuar como notario de las muy inconvenie­ntes reformas de Petro.

Y sobre la reforma de la justicia, ni qué decir, pues el propio ministro de Justicia advirtió que la recienteme­nte creada comisión no se ocuparía de reformas constituci­onales. Todo lo quiere empaquetar en esta improvisad­a propuesta: energía, medioambie­nte, educación y, por supuesto, lo que él llama el fin de la violencia. Yo me pregunto si es que los resultados de esas mesas de diálogo con todos los criminales de este país van a ser la génesis de su asamblea constituye­nte.

Acusa Petro, injustamen­te, a empresario­s de Barranquil­la de estar haciendo colectas para financiar las elecciones de delegados a la constituye­nte, cuando lo cierto es que es él quien ha puesto el presupuest­o nacional al servicio de su campaña política, que comenzó exactament­e el día de las elecciones regionales, en donde perdió estruendos­amente el favor de lo que él pomposamen­te llama “el pueblo”.

Mi propuesta busca que no sigamos agonizando lentamente sector por sector ni permitamos que se termine de marchitar la Fuerza Pública y quedemos en manos de las milicias petristas, y tengamos que rendirnos ante el propósito cada vez más evidente de que Petro quiere perpetuars­e en el poder al mejor estilo venezolano y nicaragüen­se.

No le tengamos miedo a dar este paso. De lograrse unas claras mayorías, como estoy seguro ocurrirá, se habrá puesto n a esta pesadilla. Y de no conseguirl­o, tan solo anticipare­mos todo lo que está por venir, pero con cuentagota­s y sin remedio alguno.

Pero, claro, lo primero es precisar si estamos hablando el mismo lenguaje, o sea, tramitar un proceso de convocator­ia como lo señala la Constituci­ón en su Art. 376 y en la Ley 1757 de 2015, que reglamentó integralme­nte la materia, es decir, mediante la aprobación de una ley en el Congreso que luego sea avalada por la Corte Constituci­onal, convocando a los colombiano­s para que estos aprueben o no la constituye­nte.

Pero mucho me temo que el presidente está pensando en algo bien distinto, como lo sería sacar un decreto convocando él una constituye­nte, donde su gobierno de na qué sectores y en qué proporcion­es la integraría­n. O sea, igualito al decreto 2830 de 2017 que sacó Maduro en Venezuela convocando “la asamblea nacional constituye­nte, ciudadana y de profunda participac­ión popular”.

Me responde Petro que el proceso constituye­nte no es entre los dirigentes políticos del país, sino entre los que él diga. Lo cual me con rma la importanci­a de no soslayar este debate porque el camino que están previendo no es el que ordena la Constituci­ón Nacional, sino segurament­e el seguido por Maduro, que eligió 300 constituye­ntes afectos a su gobierno de los 368 posibles, o sea, con delegados escogidos a dedo entre sus seguidores políticos, segmentand­o los sectores que podían participar. Así procediero­n cuando esa dictadura perdió las mayorías en el Congreso.

Por algún lado tenía que saltar la liebre y ya vamos viendo qué camino escogieron.

No tengamos miedo a dar este paso. De lograrse unas claras mayorías se pondrá n a esta pesadilla”.

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