El Heraldo (Colombia)

¿DÓNDE ESTÁN LAS FUERZAS VIVAS DE LA CIUDAD?

- POR NICOLÁS RENOWITZKY

Las llamadas Fuerzas Vivas de una comunidad, municipio o Distrito, son aquellas conformada­s por personas o grupos representa­tivos de la actividad económica, social o política, que por su prestancia se supone adquieren la responsabi­lidad de defender a la ciudad o comunidad que habita en esta. Pero honestamen­te, ¿podríamos asegurar que nuestra querida Barranquil­la sí cuenta con unas Fuerzas Vivas que estén cumpliendo con ese cometido?

Dejo esa respuesta a mis lectores, pero obviamente sin dejar de emitir mi concepto, y quizás, más fácil que hacerlo con una respuesta, resulta a través de otras preguntas.

¿Podría alguien comparar la manera vehemente y valiente, como los paisas de enden y exigen al Gobierno nacional lo que Antioquia se merece, con la manera como lo hacemos en Barranquil­la? ¿Duda alguien de que si aquí contáramos con unas verdaderas Fuerzas Vivas comprometi­das con la defensa de nuestra ciudad, después de tantos años seguiría Barranquil­la sin una autopista a Ciénaga, sin una Vía al Mar completa con doble calzada, al igual que sin una Cordialida­d convertida en autopista, y sin un verdadero aeropuerto internacio­nal? Echarle la totalidad de la culpa al centralism­o, siendo los ciudadanos testigos de la pasividad de unas Fuerzas Vivas conformist­as e indolentes, es engañarnos, y sería ingenuo esperar que esta situación cambie de un día para otro.

Hoy se presenta una que de manera clara anticipa un futuro caos en la movilidad del norte de la ciudad, y ya es un hecho de que Barranquil­la ha perdido un bosque seco tropical, que aunque ubicado en predios del municipio de Puerto Colombia por absurdamen­te haber perdido un litigio, era un escudo natural imposible de reponer y casi imposible de cuanti car su valor, pero con la ayuda de Google Earth para medir área, procuraré hacer un ejercicio matemático para darle una idea a mis lectores. La urbanizaci­ón “Ciudad Mallorquín” se desarrolla en un área de aproximada­mente 230 hectáreas que estaba totalmente cubierta por una frondosa capa arbórea que impedía ver el suelo desde el aire, por lo que los árboles nativos sanos y adultos podrían estar separados por espacios de 2.5 metros, así que en cada hectárea existían aproximada­mente 1.600 árboles, y en toda la urbanizaci­ón unos 368.000. Un árbol adulto cumpliendo una función depuradora irremplaza­ble en perímetro urbano, no cuesta menos de $2.000.000, así que lo que allí había y que Argos destruiría, pensando solo en su bene cio económico, tendría un valor de aproximada­mente $736.000 millones. Aunque hay un área aún no devastada. Muchísimo más que eso le costaría a Barranquil­la construir ese ecosistema. Y lo ha perdido sin que las llamadas a ser las verdaderas Fuerzas Vivas de la ciudad, hasta ahora, hayan dicho ni pío.

Barranquil­la ha perdido un bosque seco tropical, aunque haya perdido un litigio con Puerto Colombia, era un escudo natural imposible de reponer”.

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