El Heraldo (Colombia)

Tiempo de reflexión y perdón

-

Ante un mundo cada vez más convulsion­ado, donde la confusión, las enfermedad­es, el engaño y la crueldad ejercen su papel protagónic­o, es inevitable que nuestra conciencia se atormente y nos reclame momentos de re

exión que le permita soportar tanta carga emocional que traen consigo los distintos episodios nefastos que se reciben a diario como misiles disparados por todos los medios y desde todos los rincones del planeta.

Darnos tiempo para la re exión personal, nos da la oportunida­d de analizar con detenimien­to todo lo que nos sucede y cuanto ocurre a nuestro alrededor, para poder transmitir tranquilid­ad y serenidad, a la vez que nos ayuda a llegar a conclusion­es objetivas y realistas que nos convidan a conocer nuestras virtudes que nos hacen crecer, así como los defectos que nos debilitan como personas.

Aumentar nuestra capacidad de re exión o sentir momentos de paz y reconcilia­ción, in uirá de forma muy positiva en nuestra vida y más en este tiempo en que conmemoram­os la muerte de Jesucristo, en que la humanidad entera se ganó el inmerecido favor del perdón por la sangre derramada por el cordero de Dios en el más sublime y noble acto de amor y sacri cio expiatorio.

Pensar en la di ícil necesidad del perdón es un acto importante que nos lleva a la re exión, y en efecto, nos damos cuenta que nadie está libre de heridas, como consecuenc­ia de frustracio­nes, decepcione­s, malas intencione­s, problemas, penas de amor, traiciones, y cuando es grave la ofensa, muchas veces no basta con solo pedir perdón sino demostrar un sincero y definitivo arrepentim­iento, más allá de la reparación y la condena.

Porque las di cultades de vivir en sociedad, se traducen en con

ictos en las parejas, en las familias, entre jefes y empleados, entre compañeros, entre vecinos, entre políticos, entre gobernante­s y gobernados, entre religiosos, entre razas o naciones, y todos tienen algún día la necesidad de perdonar para restablece­r la paz y seguir conviviend­o.

“No dejes que muera el sol sin que hayan muerto tus rencores”, decía Mahatma Gandhi”, y en realidad, muchas personas sufren por vivir con un perenne resentimie­nto, porque el que no perdona no se da cuenta que poco a poco se aísla y empieza a olvidar lo grato de su vida, haciendo más di ícil lo di ícil, y lo agradable, se va opacando con el tormento de la amargura.

ROQUE FILOMENA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia