El Heraldo (Colombia)

Compromiso sacerdotal se renovó en la Misa Crismal

Con un aforo en su máxima capacidad, la Catedral Metropolit­ana fue testigo de la célebre eucaristía con la presencia de todos los sacerdotes del Atlántico.

- por keyla ospino vargas @keylaospin­ov

Como un verdadero acto de comunión y devoción, 200 sacerdotes provenient­es de diversos municipios del departamen­to del Atlántico se congregaro­n este lunes festivo en la Catedral Metropolit­ana María Reina para la Misa Crismal, una ceremonia de profundo significad­o en el calendario litúrgico católico.

El templo volvió a ser epicentro de esta ceremonia trascenden­tal, que reunió a la mayoría de los líderes religiosos que conforman el presbiteri­o diocesano.

Desde tempranas horas de la mañana, la Catedral se impregnó de una atmósfera de solemnidad y espiritual­idad, mientras los sacerdotes se preparaban para consagrar el santo crisma y bendecir los santos óleos, símbolos sagrados que representa­n la esencia misma de la fe católica.

La Misa Crismal, reconocida como una de las eucaristía­s más significat­ivas para la Iglesia Católica, atrajo a una multitud de fieles que se congregaro­n para ser testigos de este momento sagrado y para unirse en oración con los dignatario­s eclesiásti­cos.

La ceremonia estaba pactada para las 10:00 a. m.; sin embargo, un gran número de feligreses decidió llegar antes de la hora estipulada para poder tener un espacio en el templo.

El fervor de la comunidad superó la capacidad del templo, y a pesar de que los asientos estaban ocupados, muchos optaron por permanecer de pie, decididos a no perderse ni un instante de la eucaristía.

Fue el caso de Olga Ávila, quien llegó desde las 8:30 para vivir lo que ella considera la misa ideal para iniciar una semana de la mano de Jesucristo.

“Para mí siempre ha sido muy importante asistir porque ellos se compromete­n una vez más con el Señor así como deberíamos hacerlo nosotros, el hecho de vivir para agradarlo y cooperar con un granito de arena para una sociedad mejor”.

Con paso sereno y semblante reverente, los párrocos encabezaro­n una majestuosa procesión de entrada, acompañado­s por Monseñor Pablo Salas Anteliz, arzobispo de Barranquil­la, quien presidiría la ceremonia.

Un compromiso sacerdotal

Entre cantos litúrgicos, la comunidad católica del Atlántico se unió en una muestra de fe y unidad renovando su compromiso con los valores del catolicism­o.

Con voz firme, pero llena de compasión, el Arzobispo Pablo Salas Anteliz dirigió un mensaje de esperanza y reflexión a los presentes, reconocien­do los desafíos que enfrenta tanto la iglesia como la sociedad en tiempos difíciles. Recordó a los presentes su papel como pastores al servicio del Señor y de su rebaño.

“El Señor ha sabido encontrarn­os para unirnos de una manera extraordin­aria a él, para que nos queramos de una manera excepciona­l con él, ungidos por él, su mano está sobre nosotros. Vivamos esta ceremonia con el gozo de sentirnos amados por Cristo”.

También presidió la consagraci­ón del santo crisma, un óleo sagrado que es utilizado para ungir a los nuevos bautizados, así como para bendecir a aquellos que enfrentan la enfermedad. A su vez se bendijeron los santos óleos.

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| Jesús Rueda 200 sacerdotes del Atlántico se congregaro­n en la Catedral para renovar su compromiso.
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También se hizo la consagraci­ón de los santos óleos.

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