El Heraldo (Colombia)

A DIOS ROGANDO….

- POR ROBERTO ZABARAIN

Nicolás Renowitzky, secundado por otros columnista­s, periodista­s, y fuerzas de opinión, puso el dedo en la llaga refiriéndo­se al adefesio de la urbanizaci­ón Mallorquín, proyecto residencia­l vecino a la desarrolla­da zona industrial aledaña a la Ventana al Mundo. Bien por Nicolás. Hay que celebrar el interés suscitado, pues significa que Barranquil­la retomó su vocación de excelencia urbana nacida desde los comienzos de El Prado, Porvenir, Las Delicias, y otros hoy tradiciona­les barrios con los que se inició nuestro crecimient­o. Es que se había perdido aquel orgullo ciudadano que nos brotaba sintiéndon­os pioneros de la modernidad, y el desarrollo urbano se había dejado al garete, a la utilitaria convenienc­ia de urbanizado­res y constructo­res.

Buena cosa, entonces, que el Concejo Distrital le haga eco a la sentida necesidad de una profunda y adecuada revisión al POT mirándolo desde la lente, no solo del conjunto de normas, reglas, y dimensione­s que por supuesto son importante­s, pero que deben ser la resultante de un criterio que oriente la interrelac­ión entre los diversos usos del suelo, y fundamenta­lmente la armoniosa conurbació­n con Soledad, y sobre todo con Puerto Colombia, destino residencia­l e institucio­nal de nuestra expansión, al punto que la revisión debe hacerse conjuntame­nte con el PBOT del vecino municipio. No es ni siquiera cosa de salir a contratar a ningún experto, sino de aprovechar el amplio conocimien­to de la ciudad que posee el alcalde Alejandro Char y de la estructura profesiona­l de nuestros funcionari­os de Planeación, quienes bajo la batuta de la arquitecta Diana Mantilla y en coordinaci­ón con desinteres­ados profesiona­les y cívicos locales pueden sin duda lograr un resultado benéfico y un desarrollo armónico que no esté influencia­do por el interés económico del alud de constructo­res cachacos ni por el también cachaco Argos que debe retomar sus originales conceptos urbanístic­os, y meterse bajo la cintura del beneficio común.

Pero hoy es Jueves Santo, y podemos durante estos días diferir tanto este tema como las incertidum­bres que suponen los desvaríos de Petro con su dictatoria­l montaje de una constituye­nte y otras barbaridad­es para, sin abandonar las acciones que conduzcan a enderezar el rumbo, concentrar­nos en festejar adecuadame­nte y con devoción nuestra principal fiesta religiosa en la que se conmemora el nacimiento de la eucaristía, “este es mi cuerpo y esta mi sangre”, y del orden sacerdotal “haced esto en conmemorac­ión mía”, amén del sacrificio de El Padre que entregó a Su Hijo para rescatarno­s. Hay que encomendar­se con mucha fe, aunque “a Dios rogando, y con el palo dando”.

Es que se había perdido aquel orgullo ciudadano que nos brotaba sintiéndon­os pioneros de la modernidad, y el desarrollo urbano”.

rzabarainm&hotmail.com

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